Abrazando la Cruz en tiempos del COVID-19

En los relatos bíblicos nos encontramos con grandes enseñanzas en cuanto al tema de la Cruz, sobre todo en los Evangelios sinópticos San Mateo 16, 24; San Marcos 8, 34; San Lucas 9, 23. Jesús expresa cual debe ser la actitud del discípulo que desde su libertad le quiere seguir: “El que quiera seguirme que se niegue a sí mismo, cargue con su Cruz y me siga”. Debemos estar muy claros a que Cruz se refiere con esta expresión, no es con exactitud la Cruz de la humillación o de un sufrimiento sin sentido o sin recompensa, por tanto, no es una Cruz desesperanzado, si recordamos aquí la expresión del Maestro: “Y todo aquel que por mí deje casas, hermanos o hermanas, padre madre, hijos o campos, recibirá cien veces más y heredará vida eterna” (Mt 19, 29).

Abrazando la Cruz

A propósito de esta realidad que estamos viviendo en este tiempo de pandemia, que nos tiene en la incertidumbre por el hecho de que estamos expuestos en cualquier lugar, a parte de eso no sabemos cuanto tiempo durará, algunas veces hemos escuchado a nuestro Obispo Monseñor Rolando Alvarez decir que: “La fe y la prudencia van de la mano”, no podemos ir cargando una Cruz sin Cristo, y consecuencia de ello, muchos nos desesperamos y pensamos que el mal está triunfando, debemos no solo abrazar la Cruz, sino saber abrazarla, abrazar la Cruz, es tener fe en medio de la pandemia que nos tiene en la incertidumbre, abrazar la cruz es también escuchar a nuestros Obispos, sacerdotes y a las instituciones internacionales de la salud que nos orientan a quedarnos en casa tomando las medidas necesarias.

No debemos caer en miedo o aterrorizarnos, hoy en día ver la vida de los santos que como discípulos que supieron cargar la cruz, no perdieron la fe y la esperanza en medio del dolor. Jesús ya entregó su vida por nosotros en la Cruz, dejándonos un gran ejemplo para que sigamos sus huellas, y, por tanto, sus heridas nos han curado (1era de Pedro 2, 24), abrazar la cruz es, entonces, decir lo que rezamos en el Padrenuestro: Que se haga su voluntad, Nuestro Señor ya nos dejó el ejemplo que debemos seguir derramando hasta la última gota de sangre.

Abrazando la cruz es abandonarse a su gracia, no sabemos a ciencia cierta que nos espera o que pasará a lo largo de estos días, sin embargo, debemos tener la plena seguridad como dijo santa Teresa de Ávila en su poema: “Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza; quien a Dios tiene nada le falta: sólo Dios basta”.

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Debemos contemplar al crucificado que nos dice: Mira la Cruz, fue por ti, fue porque te amo, nadie te amó como yo. En resumen, estamos invitados a seguir animándonos en la fe mediante la escucha de la palabra de Dios y de la santa Eucaristía por los diferentes medios de comunicación, debemos decir cada día: Tu cruz permanece firme y nuestra fe también.

Redacción: Hermana Guadalupe.
Fraternidad Hermanos Serviam.