“Hoy los nicaragüenses todos, debemos gritar: Señor ayúdame”. Monseñor Rolando Alvarez

“Que el Señor nos ayude a construir juntos una gran nación donde los primeros protagonistas sean los pobres, los campesinos, las mujeres y los jóvenes”, recordó Monseñor Rolando Alvarez, Obispo de la Diócesis de Matagalpa, hoy 16 de agosto, durante la santa Misa dominical que presidió en la Iglesia Catedral San Pedro.

Nuestro Obispo Monseñor Rolando Alvarez expresó:

“También hoy los nicaragüenses todos, debemos gritar: Señor ayúdame. Es el mismo grito de Pedro, el Domingo pasado: Sálvame Señor.

“Que el Señor nos ayude a construir juntos una gran nación donde los primeros protagonistas sean los pobres, los campesinos, las mujeres y los jóvenes. Donde los principales protagonistas sean las periferias existenciales, los que han sido tratados por casi doscientos años como los descartables. Donde las grandes riquezas estén al servicio del pueblo, del obrero, de esa fuerza humana laboral extraordinaria que llena de energía las venas del nicaragüense. La opción preferencial por los pobres sigue siendo urgente en nuestra Patria. Programas y proyectos que beneficen y promuevan humanamente a los más vulnerables. Un proyecto de nación con un claro perfil de justicia social, en donde las riquezas naturales, materiales y económicas sean equitativamente distribuidas sin miedo a forjar una clase media que no sea vista como canal o medio apropiado de consumo, sino como una verdadera fortaleza de la misma economía. Una clase media con posibilidades de crecimiento y donde no se le establezcan topes o fronteras después de las cuales no puede pasar o acceder porque ya no alcanzan en un “mundo selecto”. Ese mundo selecto puede perder de vista su relación con el exterior, que se debate entre sí comer o no comer todos los días. Entre sí trabajar o no poder hacerlo por falta de oportunidades. Incluso cuando los líderes que luchan por protagonismos y candidaturas, pierden de vista el mundo real, o se enfrascan solamente en su burbuja, en sus luchas intestinas o en sus posesionamientos o mercadeo de cara al pueblo, cuando ya no tienen contacto directo con el pueblo, con la realidad, pierden la brújula, pierden el fin, el bien común. Pierden de vista los bienes inmateriales de los que hablábamos el Domingo pasado. Ese círculo vicioso ya debe ser parte de nuestro pasado. Volvemos a decir: los verdaderos líderes vienen del silencio, del desierto, de la discreción”.

Monseñor Rolando Alvarez

“Señor sálvanos”, de la arrogancia y la prepotencia. Sálvanos de esos males endémicos en el corazón humano, para construir juntos un mundo, un país fraterno, donde todos nos miremos a los ojos sin tenernos miedo ni humillarnos. Donde hayan liderazgos con visión de nación. Donde se establezcan las bases de una economía libre si, pero solidaria, fraterna, inclusiva y justa socialmente. Una economía ética”.

Hacer camino de fe:

Refiriéndose al Evangelio del día de hoy Domingo 16, dijo que debe ser visto como un camino de fe, que invita a seguir y dialogar con Jesús, al punto de escuchar las respuestas del Señor. “La mujer que encontramos en el texto no se cansa de gritar: ‘Ten compasión de mi’, y luego encontramos una profesión de fe, reconoce que en Jesús hay un señorío y no cualquier señorío porque le dice: ‘Hijo de David’…. Reconoce que será descendiente, que será del linaje de David”.

“Por eso he pensando que esta mujer siendo que procede de tierras paganas le grita: ‘Ten compasión de mi, le reconoce como el Mesías’, algo ve esta mujer, había visto una luz en el Señor… Ante esta situación: ¿Cuál es la actitud de Jesús? Dice el texto que no contestó una sola palabra, e incluso aparecen los discípulos como los generosos, porque dice San Mateo que los discípulos se acercaron al Señor y le rogaban: ‘Atiéndela Señor’… San Agustín explica todo esto de forma espléndida aclarando que no es indiferencia del Señor, que no es que Jesús no quiere atender a esta mujer sino que quiere que se inflame en el deseo, que la mujer llegue al momento cumbre en su fe y de su fe”.

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“Y finalmente luego de guiarse por el camino de la fe a la cima, viene Jesús y le dice: ‘Mujer que grande es tu fe, que se cumpla lo que deseas’, el Señor luego de ver la fe de esta mujer hasta le da el poder de liberación al decirle: ‘Que se cumpla lo que deseas’… Que el Señor hoy nos ayude a todos nosotros en nuestra vida personal, familiar y en las súplicas a tener la fe de esta mujer, para tener la fe que es una gracia de Dios a quien hemos de pedírsela, y el Señor no duden que lo concederá”, subrayó.

Por: Manuel Antonio Obando Cortedano.
Diócesis Media.