Un recorrido por las gracias recibidas por el Señor durante los 10 años de Ministerio Episcopal y toma de posesión como Obispo de la Diócesis de Matagalpa, hizo Monseñor Rolando Alvarez, durante la Santa Misa Crismal el Jueves Santo, 1ero de abril 2021, en la Iglesia Catedral San Pedro Apóstol, donde se reunieron el Clero Diocesano y los seminaristas de esta Iglesia particular, siguiendo el protocolo de prevención ante el COVID-19.
En su mensaje el Prelado aseguró no saber cuándo rápidamente pasaron ya 10 años en el que el designio del amor de Dios lo trajo a la Diócesis de Matagalpa como noveno Obispo, para ser pastor del pueblo y amigo, con el encargo de dejar la impronta de Cristo en la vida, “Dios me conceda esa gracia”.
“Si me permiten hoy quisiera volver con ustedes la vista atrás únicamente como una acción de gracias al Señor por su cariño y comprensión, por ustedes, por su amistad, por su cariño y gestos que han tenido para conmigo indigno siervo de Dios… Darle gracias por las vocaciones sacerdotales y religiosas que me ha permitido ver, por los seminaristas, por los 100 años de la Diócesis que están a la vuelta de la esquina, por tantos sueños alcanzados juntos, todos, como hermanos y como amigos, únicamente por su gracia y providencia. Con ustedes he tenido la dicha de caminar adelante, en medio y detrás del pueblo de Dios que ama a sus sacerdotes”, indicó.
En este punto explicó que en estos 10 años de gracia y Misericordia que el Señor le concede “hemos navegado juntos, confiados en Dios siempre hemos echado las redes, ustedes sacerdotes amigos no me han dejado sólo, lo hemos hecho juntos… Le pido al Señor desde lo mas profundo de mi corazón que a pesar de mis muchas limitaciones por las cuales les pido perdón, yo no los deje solos a ustedes, en los momentos de necesidad esté cercano”.
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Asimismo, mencionó que la oración de los sacerdotes junto a la del pueblo santo de Dios le ha permitido estar cercano al necesitado, al rebaño. “Hoy si me lo permiten quisiera dar testimonio que el Señor me ha mirado con ternura, y que el patrocinio de Nuestra Señora de la Merced, de San Juan Pablo ll, de Santa Faustina a quienes me he confiado desde el primer instante, me han custodiado y me han sostenido. A ese mismo patrocinio los pongo a ustedes mis amados sacerdotes, y a ustedes santo pueblo de Dios. Amén”.
Redacción y fotografías: Manuel Antonio Obando Cortedano.