La iglesia, este 2 de noviembre celebró la conmemoración de todos los fieles difuntos recordando que, «la esperanza no defrauda, sino que nos atrae, y da un sentido a nuestra vida: ella es el don de Dios que nos atrae hacia la vida y la alegría eterna», compartió el presbistero Vicente Martínez, de la parroquia Santa Lucía Darío durante su homilía.
En la Conmemoración de los fieles difuntos el padre Martínez manifestó que en gran parte de la población en muchos lugares del mundo no van a pudieron visitar los cementerios para enflorar las tumbas de sus familiares debido a la situación que aún sigue vigente, y es por eso que la Iglesia hoy pidió participar de la Santa misa en los mismos horarios de los domingos y ganar la indulgencia plenaria para un ser querido que se adelantó a la casa del padre.
También recordó a todos aquellos que fallecieron en las protestas de abril 2018, a los que murieron a causa de la pandemia del Coronavirus, imaginando el dolor que aún sienten “los familiares de aquellos hermanos que fueron enterrados en silencio de la noche y que al llegar la madrugada no tuvieron una vela, un funeral digno”.
El sacerdote señaló que la iglesia siempre ha estado priorizando la vida, siempre al lado del pueblo, consolando al que sufre, ayudando al necesitado, abrazando al que llora, rezando por el que agoniza y consolando a los familiares.
Cristo es esperanza de todos los creyentes
«Hermanos es por eso que en la liturgia de este día Cristo es esperanza de todos los creyentes, a los que se van de este mundo los llama durmiente, no muertos, ya que dice: Nuestro amigo Lázaro duerme. El apóstol Pablo no quiere que entristezcamos por los que se han dormido, pues nuestra fe nos enseña que todo los que creen en Cristo, según lo asegura el Evangelio, no morirán para siempre, ya que sabemos que por la luz de esta misma Fe, que ni él murió, ni nosotros moriremos», expresó.
Hizo énfasis en que se debe tener la confianza puesta en la esperanza de la resurrección: “Volveremos a ver más tarde a los que ahora hemos perdido; basta sólo con que creamos en Cristo de verdad, de corazón; es decir, obedeciendo sus mandatos, ya que en él reside el máximo poder de resucitar a los muertos y con más facilidad que nosotros despertarnos a los que duermen. Como cristianos afirmamos, creemos y confiamos en que nuestras lágrimas un día serán alegría y gozo en el Señor, si verdaderamente hemos muerto con Cristo, tengamos Fe de que también viviremos para él», manifestó.
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Finalizó expresando que el cristiano no pertenece a él mismos, si no a aquel que lo rescató con su voluntad y que hoy invita a decir: “Hágase tú voluntad”, como se reza en el Padrenuestro y aceptar lo que él haga, con los hermanos enfermos que están padeciendo en una cama, “aceptar cuando él decide hacer descansar a nuestra mamá, amigos, hermanos y conocido en la vida como Job que decía: El Señor me lo dio, el señor me lo quitò, bendito sea el nombre del Señor”, concluyó su homilía.
Redacción: Josary Vargas.
Diócesis Media, parroquia Santa Lucía.