En este VI Domingo de Pascua el presbítero Vicente Martínez presidió Santa Eucaristía en Parroquia Santa Lucía Darío, reflexionando que Dios ha amado primero y sin esperar nada a cambio para que sus hijos lo hagan de la misma manera y para ello se necesita estar profundamente enamorado de Cristo, del Evangelio, del servicio en la iglesia, del matrimonio, de los hijos para poder permanecer frente a cualquier tempestad.
“Si uno está enamorado de Cristo, fácilmente va a estar enamorado del prójimo, y este amor no crean que es cosa fácil; dice el Señor que el amor verdadero consiste en dar la vida por el otro, no es un amor de emociones como el amor de las muchachas y los muchachos que andan enamoraditos, agarrados de la mano, ese amor es fácil porque es un amor de emociones, un amor que corresponde, en cambio el amor de Jesús nos ha mostrado ser un amor extremo”, expresó el padre.
El presbítero además resaltó, que ese amor consiste en la entrega total, olvidándose de sí mismo, de dar sin esperar nada a cambio: “Aunque aparentemente ante el mundo estés perdiendo, Dios te ama, nosotros los seres humanos amamos porque queremos ganar, incluso hemos caído en la mentalidad de, te doy porque yo sé que me vas a volver el favor, en cambio el amor de Dios, es un amor sin medida, que se da sin esperar nada a cambio”.
El amor de Dios es semejante al de los padres de familia:
“El amor de Dios es similar al amor de los padres de familias, quiénes a sus hijos le han dado todo; su vida, sus estudios, todo lo que son en la actualidad, ¿Y porqué lo hacen? por qué quieren un futuro mejor para sus hijos” enfatizó Martínez.
“Los cristianos enamorados de Jesús son capaces de amar, perdonar, y olvidar el daño que les han hecho, porqué el que ama, es una persona que ha nacido de nuevo, por eso pidamos a Dios nos conceda la gracia de amarnos los unos a los otros para que nuestra alegría sea plena de manera que no perdamos la paz y el fruto del amor”, finalizó.
Redacción: Heather Ríos, Diócesis Media Parroquia Santa Lucía, Darío.