“Dejemos que Jesús entre a nuestras casas”. Padre Raúl Villegas

El Domingo Décimo del tiempo ordinario el Padre Raúl Francisco Villegas, Párroco de la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe en Matiguás, presidió dos celebraciones Eucarísticas, y durante su homilía invitó a los fieles a decir: “Dejemos que Jesús entre en nuestra Casa”.

Tomando en cuenta las medidas sanitarias los grupos que atienden el protocolo llegaron desde una hora antes para sanitizar las bancas, realizar el lavado de manos, aplicación de alcohol y ubicación en sus lugares a cada feligrés que asiste al templo Parroquial y con una ambientación de fiesta, celebrado en los días anteriores estaba el auditorio parroquial, donde por razones de una mejor atención y vivencia para la feligresía se están celebrando las Santas Eucaristías los días domingos a fin de tener espacio entre cada persona evitando el contagio de la Covid-19.

Buscar a Dios para participar de la vida eterna:

“La palabra de Dios este Domingo nos presenta el tema del Pecado para que nos demos cuenta que el enemigo no duerme, no está de brazos cruzados, la primera lectura relata cómo se dio el pecado original, el Apóstol en la segunda lectura nos dice que si queremos la salvación de nuestras almas hay que buscar lo bueno, buscar a Dios para así poder participar de la vida eterna y en el evangelio nos damos cuenta de dos temas que se relacionan: Por una parte los fariseos quieren desacreditar a Jesús, porque no quieren perder a la gente y por otra la blasfemia contra el Espíritu Santo. Y ¿Qué es blasfemar? es decirle a Dios, a Cristo que no te puede perdonar”, detalló el Padre Villegas.

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“Al dar lectura al Evangelio nos muestra un gran detalle, Jesús entró en una casa y la pregunta es: ¿Hemos dejado que Jesús entre a nuestra casa? ¿A cuántas casas Jesús no ha entrado? En cambio, entró el licor, el odio, el chisme, el rencor. Al demonio le gusta dividir y destruir”, explicó el religioso.

“Hermanos a lo largo de estos años aquí en Matiguás no he escuchado a alguien blasfemar contra Dios, pero en cambio si se da mucho la situación de pecado: Es un pecado permanente, constante que es peligroso porque nos acostumbramos a pecar, nos instalamos en pocas palabras en unión libre, adulterio y los pecados sociales donde todo el mundo lo hace y nos volvemos cómplices”, concluyó.

Redacción: Hermana Guadalupe de los Ángeles, Religiosa Serviam.

Diócesis Media, Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, Matiguás.