La Ascensión de Jesús es nuestra propia ascensión, Presbítero Vicente Martínez

Con ocasión de la Solemnidad de la Ascensión del Señor que la iglesia católica celebra cada año 40 días después de Pascua, el Presbítero Vicente Martínez, párroco de la parroquia Santa Lucía en ciudad Darío, recordó que la Ascensión de Jesús es también “nuestra Ascensión”.

«La Ascensión de Jesús es nuestra propia Ascensión porque nosotros sabemos que en esta tierra como en este mundo no tenemos casa si no que tenemos una posada y esa posada un día se nos va a quitar, por eso es importante que en la vida aprendamos a construir no para esta tierra sino que aprendamos a construir para el cielo donde Cristo es nuestra cabeza y nosotros somos su cuerpo», expresó el Padre Vicente.

En esta línea, el Padre Vicente manifestó que en las contrariedades de la vida sufrír por Cristo vale la pena: «Hermano sufrir por la causa de Cristo, por la verdad, por el evangelio vale la pena de igual sufrír por la familia, ustedes que tienen sus hijos, su matrimonio, su hogar, tienen que sufrir por mantener unida la familia porque al igual que los discípulos el Padre nos regala la alegría que alienta a hacerle frente a las contrariedades y junto con el gozo, los nuevos cristianos, no dejes que nada ni nadie te quite el gozo de vivir en la alegría perfecta de Dios porque recuerde la promesa de Jesús en este evangelio Jesús le dice a sus discípulos: Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo».

La Ascensión de Jesús es nuestra propia ascensión, Presbítero Vicente Martínez
La Ascensión de Jesús es nuestra propia ascensión, Presbítero Vicente Martínez

Por consiguiente aseguró que quién persevera hasta el final se salva: «El hermano que no persevera hasta el final es porque no tiene el Espíritu Santo, porque no viven la alegría verdadera de ser cristiano, es necesario ir descubriendo que vale la pena ser cristiano y vivir la verdad especialmente en estos tiempos en que pareciera que para el mundo la iglesia es enemiga», dijo el Padre Martínez.

También argumentó que los poderosos miran a la iglesia como una enemiga, como si la iglesia fuera algo que hay que eliminarla, queriendo encarcelar a los sacerdotes pretendiendo atacar a los obispos, al Papa, al cristianismo: «Hermanos pareciera que el mundo de hoy no soporta la verdad, el evangelio y la alegría de ver a un cristiano que sonríe aún en medio de problemas en medio de las luchas y tristeza».

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Concluyó su homilía con las siguientes palabras: «Hermanos si los cristianos de hoy no predicamos el evangelio con nuestra vida, con nuestro testimonio y con palabras es porque no hemos recibido el Espíritu Santo, pidámosle al Señor que en esta solemnidad de la Ascensión nos regale su Espíritu Santo, y que nos convirtamos en testigos de Jesucristo muerto y resucitado».

Redacción: Zenelia Cordero Martínez
Diócesis Media Parroquia Santa Lucía, Darío.