En la celebración del tercer viernes de cuaresma, el presbítero Vicente Martínez, párroco de la parroquia Santa Lucía, Darío, manifestó que a través de la primer lectura y el Santo Evangelio, sobresale la palabra, envidia, una palabra que posee a toda la humanidad, y que es un gran peligro para el hombre, un gran peligro en su corazón, porque el hombre envidioso vive pendiente de la vida ajena y no de la vida de él.
El sacerdote también reflexionó que el camino más oscuro de la vida es donde Dios se manifiesta: «A través del Evangelio nos dice, que en la vida por muy oscura que parezca, ahí Dios trabaja en esa oscuridad, en el silencio, en lo más triste de nuestra vida, Dios hace su trabajo en nuestro corazones para evitar caer en el peligro de tratar mal a los demás, de creernos dueños de la vida ajena, incluso los sacerdote debemos de aprender la caridad social, de tratar bien al pueblo y darnos cuenta que no somos dueños del viñedo, que el único dueño es solamente el Señor».
Todo le pertenece al Señor:
Manifestó que los sacerdote no son dueño de la iglesia: «El obispo no es dueño de la Diócesis, el Papa no es sueño de la iglesia universal, por eso los gobernantes y líderes no son dueño de la nación aunque algunos en la actualidad se creen dueños de la nación y del pueblo sin importar lo que quiere el pueblo, hasta llegar al punto de matar al pueblo, con el fin de considerarse dueños de todo, pero es aquí donde Dios nos dice a todos los que tienen un cargo, que estamos aquí porque sólo somos instrumentos, que tienen la responsabilidad de educar con el testimonio, caridad, igualdad y amor mutuo».
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En este sentido el sacerdote concluyó haciendo un llamado a los poderosos, a no ver a los viñadores como su propiedad, si no que se tiene que ver como un hermano, que es digno de tomar sus decisiones y trabajar por su voluntad. También llamó a no tenerle miedo a los poderosos de este mundo, a no tener miedo de vivir y decir siempre la verdad con claridad.
Redacción Juana Ruiz, Diócesis Media Radio Santa Lucía Darío.