VIACRUCIS DEL MIGRANTE

VIACRUCIS DEL MIGRANTE

“YO ERA MIGRANTE Y USTEDES ME ACOGIERON”. (MT 25, 35)

Estamos llamados a reconocer en los rostros del migrante el rostro de Cristo, hambriento, sediento, desnudo, enfermo, forastero y encarcelado, que nos interpela (Mt 25,31-46). Si lo reconocemos, seremos nosotros quienes le agradeceremos el haberlo conocido, amado y servido. Papa Francisco.

VIACRUCIS DEL MIGRANTE

 MEDITACIÓN INICIAL.

Queridos hermanos hoy nos reunimos para acompañar a Jesús en el camino de la cruz. No se trata de cumplir con una costumbre de la Iglesia, sino de recordar y revivir lo que Jesús experimento en el peregrinar de su lucha por la vida, su búsqueda por sobrevivir ante un régimen injusto, en su caminar al Calvario donde donará su vida para que otros tengan vida en abundancia.

El Vía Crucis es una expresión de fe de las comunidades cristianas. Por él, recordamos y reflexionamos sobre Jesús, que cargó la cruz en camino al Calvario. El Vía Crucis nos recuerda que el dolor, el sufrimiento y la muerte son reales-tanto en el camino al Calvario como en el mundo en que vivimos.

Durante esta Cuaresma fijemos mirada en el sufrimiento de tantas personas que, como Jesús, cargan con una cruz: La gente excluida y empobrecida que es abusada por un sistema injusto y que busca emigrar.

El caminar de Jesús en el viacrucis lo haremos junto con el caminar del pueblo migrante. Con esto, nos solidarizamos con nuestros hermanos migrantes, con sus familias y comunidades de origen, con las personas de buena voluntad que les brindan ayuda humanitaria en su trayecto.

Jesús es un hombre que ama la vida toda y busca que los hombres y mujeres vivan con dignidad, que los migrantes y sus familias tengan vida digna. El camino de Jesús al Calvario es el caminar muchos hermanos y hermanas que hoy sufren de diversas maneras, es el peregrinar de los excluidos.

El pueblo migrante, que es cada vez más numeroso, camina con Jesús y repite el Camino de la Cruz. Nuestro Señor nos invita a soñar y luchar por un futuro diferente y a construir un Reino de paz, amor, justicia y libertad, que se trata de llevar la cruz con esperanza, con miras a una vida nueva y plena, con la certeza de que Dios camina con su pueblo.

Que esta invitación nos haga mejores cristianos; que nos mueva a solidarizarnos con los migrantes y aquellos más desprotegidos; que nos haga mantener siempre viva la esperanza en “los cielos nuevos y nueva tierra, en un mundo en el que reinará la justicia” (2 Pedro 3, 13).

EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO, Y DEL ESPÍRITU SANTO. AMÉN.

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO.

Ven, Espíritu Santo, Llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu. Y todas las cosas serán creadas y renovaras la faz de la Tierra.

Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por el mismo Espíritu, sintamos con rectitud y gocemos siempre de tu consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

YO CONFIESO.

Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos, que intercedan por mí ante Dios, Nuestro Señor. Amén.

OFRECIMIENTO.

Dios todopoderoso, millones de nuestros hermanos están en movimiento alrededor del mundo, no por elección, sino por desesperación. Encontramos sus historias en las noticias. Y sus rostros en los miembros de nuestras propias comunidades.

Oramos para que podamos liderar el camino, para lograr la visión de Dios que quiere la paz, la libertad y la justicia para todos. Y también de esperanza y amor para quienes están en movimiento cerca y lejos. Por aquellos obligados a huir de la violencia, oramos para que encuentren seguridad. Por los exiliados y perseguidos de nuestra patria. Por aquellos que buscan oportunidades económicas, oramos para que consigan medios de subsistencia seguros.

Por aquellos que intentan mantener y proteger a sus familias, oramos para que puedan encontrar comunidades que los acepten. Por aquellos que buscan paz y esperanza, oramos para que encuentren, a través de nosotros y los demás, la Buena Nueva. Oramos para que todos los migrantes, refugiados y personas desplazadas puedan encontrar comunidades seguras y amorosas así como la oportunidad de salir adelante.

Estamos llamados a ser profetas en este mundo, denunciando la injusticia y siendo mensajeros de la verdad y el amor. Y rezamos para que tengamos el valor de ponernos de pie y actuar para defender la dignidad humana de todos nuestros hermanos necesitados. María, Reina de la paz, ruega por los migrantes del mundo entero. Amén.

PRIMERA ESTACIÓN.

JESÚS ES CONDENADO A MUERTE

Te adoramos, ¡oh Cristo! y te bendecimos: Que por tu Santa Cruz redimiste el mundo y a mi pecador.

“EL EMPOBRECIMIENTO CONDENA A MIGRAR.”

Del santo Evangelio según San Marcos 15,15.

“Pilato, decidido a dejar contenta a la gente, les soltó a Barrabás y a Jesús lo entregó para que lo azotaran y lo crucificaran”. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

MEDITACIÓN:

La situación de pobreza por la que atraviesa nuestro país, provoca expulsión natural de nuestros hermanos por no encontrar espacios ni oportunidades para lograr el desarrollo personal, familiar o social. La violencia y la discriminación social, económica, y política obligan a las personas a abandonar su país de origen. Como ser humano, Jesús vivió el sufrimiento y la inestabilidad propios del vivir lejos de su tierra natal. Como personas de Fe, tenemos que buscar formas concretas de transformar las realidades injustas, de manera que ningún ser humano se sienta forzado a migrar.

Recemos un Padre Nuestro y un Ave María por todos los que se están preparando para migrar.

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN:

Pedimos a Jesús, quien conoció la amargura de la emigración, que nos dé un corazón solidario para acoger a los migrantes que caminan buscando un mejor porvenir. Amén.

Por tus sangrientos pasos, Señor, seguirte quiero y sin contigo muero, dichoso moriré. Piedad, perdón te pido, peque mi Dios peque.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

SEGUNDA ESTACIÓN:

JESÚS CARGA LA CRUZ Y SE DIRIGE AL CALVARIO.

Te adoramos, ¡oh Cristo!, y te bendecimos: Que por tu Santa Cruz redimiste el mundo y a mi pecador.

“El MIGRANTE SALE POR NECESIDAD: EL ÉXODO DEL CAMPO A LA CIUDAD POR FALTA DE TIERRA Y OPORTUNIDADES.”

Del santo Evangelio según San Juan 19,17.

“Se lo llevaron; y Jesús salió cargando él mismo con la cruz, hacia un lugar llamado La Calavera, en hebreo, Gólgota”. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

MEDITACIÓN.

Nuestros hermanos y hermanas migrantes repiten hoy este calvario en busca de un trabajo y un futuro mejor para ellos y sus familias. La falta de una distribución equitativa de los bienes de la tierra, arroja a miles de personas a la desesperación. En la migración interna y hacia el extranjero, el migrante se ve obligado a cargar la cruz del maltrato, la soledad, la discriminación, el racismo, la xenofobia, la explotación y de las políticas y leyes migratorias restrictivas.

Recemos un Padre Nuestro y un Ave María por todos los migrantes explotados en sus Derechos y sin un puesto de trabajo.

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN:

Señor Jesús, que nosotros, junto a nuestros hermanos migrantes, sepamos llevar esta cruz con mucho amor, recordando que un día estaremos contigo en el paraíso. Amén.

Por tus sangrientos pasos, Señor, seguirte quiero y sin contigo muero, dichoso moriré. Piedad, perdón te pido, peque mi Dios peque.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

 Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

TERCERA ESTACIÓN:

JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ.

Te adoramos, ¡oh Cristo!, y te bendecimos:

 Que por tu Santa Cruz redimiste el mundo y a mi pecador.

“EL MIGRANTE ES DESPRECIADO Y HUMILLADO”.

Lectura del libro del Profeta Isaías 53, 3-5.

“Despreciado y evitado de la gente, un hombre habituado a sufrir, curtido en dolor; al verlo, se tapaba la cara; despreciado, lo tuvimos por nada; a él, que soportó nuestros sufrimientos y cargó con nuestros dolores, lo tuvimos por un contagiado, herido de Dios y afligido. Él, en cambio, fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Sobre él descargó el castigo que nos sana y con sus cicatrices nos hemos sanado.” Palabra de Dios. Te alabamos Señor.

MEDITACIÓN.

No hay nada más cruel que ser traicionado por la gente en quien se confía. Los migrantes son traicionados y violados en sus derechos fundamentales, muchas veces por sus mismos paisanos y amigos. Resultan incontables los casos de violaciones a los derechos humanos en que a diario cae la población migrante. Se les somete a tratos crueles y degradantes, son arbitrariamente detenidos y encarcelados; no se respeta su derecho a circular con libertad ni a elegir el lugar de su residencia; no se les paga un salario justo argumentando que no tienen documentos.

Recemos un Padre Nuestro y una Ave María por todos los migrantes que no consiguen un puesto de trabajo.

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN:

 ¡OH Dios! Que nosotros podamos ayudar también a nuestros hermanos a levantarse de sus caídas mostrándoles confianza, comprensión y solidaridad.

Por tus sangrientos pasos, Señor, seguirte quiero y sin contigo muero, dichoso moriré. Piedad, perdón te pido, peque mi Dios peque.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

CUARTA ESTACIÓN.

JESÚS ENCUENTRA A SU MADRE.

Te adoramos, ¡oh Cristo!, y te bendecimos: Que por tu Santa Cruz redimiste el mundo y a mi pecador.

“TU MADRE TE QUIERE. LA MUJER: UN MISTERIO DE VIDA”.

Del Evangelio según San Lucas 2,34-35.

“Simeón los bendijo y dijo a María, la Madre. Mira, este niño está colocado de modo que todos en Israel o caigan o se levanten; será signo de contradicción y así se manifestarán claramente los pensamientos de todos. En cuanto a ti, una espada te atravesará el corazón”. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.


MEDITACIÓN.

El empobrecimiento tiene un rostro concreto en las mujeres. El número de mujeres migrantes en nuestro país se ha incrementado. Son trabajadoras de hogar, niñeras, que buscan un trabajo en la capital o en el exterior, obligadas a separarse del esposo, hijos y familiares por largos años. Otras ven partir a los esposos e hijos con mucha tristeza, teniendo que hacer a la vez el papel de padre y madre. Mirar a los ojos de estas mujeres es recordar la mirada de tristeza de María al ver sufrir a su hijo Jesús.

Recemos un Padre Nuestro y una Ave María por todas las mujeres migrantes que no consiguen un puesto de trabajo.

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN:

¡Oh Virgen María!, tú que estuviste con Jesús en las buenas y en las malas, intercede ante tu hijo por las mujeres migrantes que sufren la soledad, la separación y abre nuestros corazones a la comprensión y al amor para con estas mujeres y madres que tanto hacen por su familia y nuestro país. Amén.

Por tus sangrientos pasos, Señor, seguirte quiero y sin contigo muero, dichoso moriré. Piedad, perdón te pido, peque mi Dios peque.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

 Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

QUINTA ESTACIÓN.

“SIMÓN CIRINEO AYUDA A JESÚS A LLEVAR LA CRUZ”.

Te adoramos, ¡oh Cristo!, y te bendecimos: Que por tu Santa Cruz redimiste el mundo y a mi pecador.

GLOBALIZAR LA SOLIDARIDAD CON LOS MIGRANTES.

Del Evangelio según San Mateo 27,32.

“A la salida encontraron un hombre de Cirene, llamado Simón, y lo forzaron a cargar la cruz.” Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

MEDITACIÓN.

Jesús sigue presente en cada migrante que es obligado a cargar la cruz de las leyes migratorias injustas, y catalogado como delincuente por buscar un futuro mejor. En el camino del migrante se presentan muchos falsos amigos que con un gesto de amistad o con palabras acogedoras, traicionan aprovechando la situación por la que atraviesan, conduciéndolos a la delincuencia, la prostitución forzada, la explotación laboral (la trata de personas).

 Todos necesitamos ayuda y hasta incluso el mismo Jesús, siendo Dios, necesitó de Simón para que le ayudara. En muchos lugares de migración se ve gente dispuesta a ayudar de manera desinteresada, formando centros de acogida, comedores, y hasta lugares donde el migrante pueda buscar trabajo. Abramos nuestro corazón a nuestros hermanos migrantes.

Recemos un Padre Nuestro y una Ave María por todos los migrantes y por sus necesidades.

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN:

Señor mío, Jesucristo, permite que desde el fondo de nuestros corazones podamos ser presencia de amor ante nuestros hermanos más débiles. Que tu espíritu nos ayude a conocer las necesidades de nuestro prójimo y a sacrificar nuestro tiempo a las exigencias del amor con los migrantes. Amén.

Por tus sangrientos pasos, Señor, seguirte quiero y sin contigo muero, dichoso moriré. Piedad, perdón te pido, peque mi Dios peque.

 Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor

. Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

SEXTA ESTACIÓN.

VERÓNICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESÚS.

Te adoramos, ¡oh Cristo!, y te bendecimos: Que por tu Santa Cruz redimiste el mundo y a mi pecador.

“LA HUMILLACIÓN Y LA HUMILDAD ACOMPAÑAN AL MIGRANTE”.

Del salmo 16,15.

“Y yo, por mi inocencia, veré tu rostro, al despertar me saciaré de tu presencia.”

MEDITACIÓN.

Cada cristiano tiene que imitar a Verónica procurando transformar su misma vida en imagen de Cristo. Debemos estar contra las leyes migratorias restrictivas que bajo el argumento de la legalidad olvidan el drama humano. A causa de leyes que favorecen a los poderosos, se ven todos los días los rostros dolientes de nuestros hermanos migrantes, indígenas y campesinos. Por lo tanto, es deber de todos nosotros, al igual que Verónica, limpiar estos rostros, con una vida de testimonio y mucha caridad. Muchos migrantes son condenados como Jesús a una muerte lenta y dura en los desiertos y fronteras. Las leyes deben de respetar la dignidad humana y apegarse estrictamente a los convenios y tratados internacionales.

Recemos un Padre Nuestro y una Ave María por todas esas mujeres de buen corazón que son apoyo para los migrantes.

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN:

Elevemos nuestra oración a Dios todopoderoso por todos los gobernantes y autoridades que, igual que Verónica, sirvan de consuelo al migrante, aprobando leyes favorables a los derechos humanos de los migrantes y sus familias. Amén.

Por tus sangrientos pasos, Señor, seguirte quiero y sin contigo muero, dichoso moriré.

Piedad, perdón te pido, peque mi Dios peque.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

 Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

SÉPTIMA ESTACIÓN.

JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ.

Te adoramos, ¡oh Cristo!, y te bendecimos: Que por tu Santa Cruz redimiste el mundo y a mi pecador.

“LOS REFUGIADOS Y DESPLAZADOS VÍCTIMAS DE LA PERSECUCIÓN”.

Del libro del Profeta Isaías 53,6.

“Todos errábamos como ovejas, cada uno por su lado, el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes”. Palabra de Dios. Te alabamos Señor.

 MEDITACIÓN.

 El Señor carga en sus espaldas el sufrimiento de cuantos, por sus convicciones políticas, ideológicas y religiosas o simplemente por la violencia, son perseguidos y obligados a salir de sus tierras, casas y país. En su doloroso calvario, ocasionado por el desplazamiento, enfrentan el miedo, la desconfianza, la inseguridad y el dolor de vivir en el anonimato lejos de su tierra y familia. La globalización ha abierto las fronteras a los mercados. Sin embargo, impide la libre circulación de personas en las fronteras y dificulta el acceso a los derechos básicos de los seres humanos. Luchemos por un mundo sin fronteras para todos los migrantes.

Recemos un Padre Nuestro y una Ave María por los refugiados y desplazados para que encuentren acogida y protección.

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN:

Pidamos a la familia de Nazaret, quien conoció la amargura de la emigración forzada, que nos dé un corazón solidario para acoger a las familias que caminan buscando un mejor porvenir. Amén. Por tus sangrientos pasos, Señor, seguirte quiero y sin contigo muero, dichoso moriré.

Piedad, perdón te pido, peque mi Dios peque.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

OCTAVA ESTACIÓN.

 JESÚS HABLA A LAS PIADOSAS MUJERES.

Te adoramos, ¡oh Cristo!, y te bendecimos: Que por tu Santa Cruz redimiste el mundo y a mi pecador.

“MAMÁ, ESPOSA, NO LLORES POR MÍ, PRONTO REGRESARÉ”.

Lectura del Evangelio de San Lucas 23, 27-28.

“Le seguía una gran multitud del pueblo y de mujeres llorando y lamentándose por él. Jesús se volvió y les dijo: Mujeres de Jerusalén, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos.” Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

 MEDITACIÓN.

“Madre mía, hoy al partir recuerdo tanto lo que me has dado y que no me alcanzará la vida para agradecértelo, me voy y prefiero no mirar atrás, pues deseo buscar y forjarme un camino. Deja que me vaya sin verte sufrir, me voy pero tú siempre estás en mí y yo en ti, aunque si Dios me lo permite, pronto volveré.” Estas son las duras y sinceras palabras que la mamá escucha de los hijos que parten. También las esposas escuchan las palabras de despedida que despedazan el corazón. Recemos un Padre Nuestro y una Ave María por las madres de todos los Migrantes que lloran y sufren por los familiares que se alejan del hogar.

 Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.

Amén. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN:

Señor te pedimos que, por intercesión de Nuestra Madre María Santísima, ilumines el camino y el corazón de los hijos y padres que tienen que partir por necesidad. Dales fortaleza para que puedan superar las dificultades que se les presente en otras tierras. Amén.

Por tus sangrientos pasos, Señor, seguirte quiero y sin contigo muero, dichoso moriré.

Piedad, perdón te pido, peque mi Dios peque.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

 Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

NOVENA ESTACIÓN.

JESÚS CAE POR TERCERA VEZ.

“EL ROSTRO HUMANO DEL MIGRANTE.”

Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Del Evangelio de San Mateo 11, 28-28.

 “Vengan a mí, los que están cansados y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy tolerante y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su vida.” Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

MEDITACIÓN.

El rostro del migrante refleja la cruda realidad en la que se encuentra, hay nostalgia por los seres que dejaron, porque va perdiendo su identidad, su cultura, sus costumbres, sus valores religiosos y los vemos como Jesús; despreciado, maltratado, y discriminado. Jesús nos da un testimonio sublime y nos invita a vivir el amor hacia quienes sufren. La verdadera solidaridad significa reconocimiento, respeto, comprensión, amistad, ayuda y lucha por la justicia y la verdad.

Recemos un Padre Nuestro y una Ave María por los migrantes a los cuales no se les respetan sus derechos.

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN.

 Dios de la vida, te pedimos que protejas a tus hijos e hijas migrantes en su camino tan lleno de riesgos y peligros, ayúdalos a superar los obstáculos y a encontrar un trabajo digno, a levantarse nuevamente y seguir adelante. Amén.

Por tus sangrientos pasos, Señor, seguirte quiero y sin contigo muero, dichoso moriré.

Piedad, perdón te pido, peque mi Dios peque.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor

DÉCIMA ESTACIÓN.

 JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS.

“VIOLACIÓN A LOS DERECHOS HUMANOS Y TRATA DE PERSONAS”.

 Niños y niñas migrantes, víctimas de la trata. Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Del Evangelio de San Mateo 27,35-36.

 “Después de crucificarlo, se repartieron a suerte su ropa y se sentaron allí custodiándolo”. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

MEDITACIÓN.

 El cuerpo de muchos migrantes: hombres, mujeres y niños, son considerados como objeto de comercio para ser vendidos y traficados por los grupos del crimen organizado (polleros o coyotes) que operan impunemente en los países de tránsito de migrantes. Muchos sufren abusos físicos y sexuales: son forzados a la prostitución y a trabajos indignos; son despojados de sus derechos, de sus pertenencias y hasta de sus vidas. Al igual que Jesús, los niños y las niñas maltratadas u olvidadas son reflejo de la maldad presente en el mundo, son víctimas a quienes debemos ayudar a levantarse y recibir protección.

Recemos un Padre Nuestro y una Ave María por los migrantes que por necesidad han caído en problemas de drogas y prostitución.

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN.

 Dios de la vida, te pedimos que protejas a tus hijos e hijas migrantes en su camino tan lleno de riesgos y peligros, ayúdalos a superar los obstáculos y a encontrar un trabajo digno, a levantarse nuevamente y seguir adelante. Amén.

Por tus sangrientos pasos, Señor, seguirte quiero y sin contigo muero, dichoso moriré.

Piedad, perdón te pido, peque mi Dios peque.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor

DÉCIMA PRIMERA ESTACIÓN.

 JESÚS ES CRUCIFICADO.

“UNA SOCIEDAD QUE JUZGA AL MIGRANTE”.

Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Del Evangelio de San Lucas 23,33.

“Cuando llegaron al lugar llamado la calavera los crucificaron a él y a los Malhechores: uno a la derecha y otro a la izquierda.” Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

MEDITACIÓN.

Podemos ver en muchos lugares cómo el migrante, a ejemplo de Jesús, es crucificado mediante la discriminación, injusticias, explotaciones y humillaciones; es muchas veces considerado como un delincuente, y es así como se hace partícipe de la cruz de Cristo. Cada uno de nosotros, hijos e hijas de Dios, estamos comprometidos a respetar y acoger al migrante para que podamos mejorar la situación de vida de todos ellos. El clamor de los migrantes nos motiva a hacer la opción por la verdad y la dignidad.

 Recemos un Padre Nuestro y una Ave María por los países que por razones de raza y credo discriminan al migrante.

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN.

 Dios de la vida, te pedimos que protejas a tus hijos e hijas migrantes en su camino tan lleno de riesgos y peligros, ayúdalos a superar los obstáculos y a encontrar un trabajo digno, a levantarse nuevamente y seguir adelante. Amén.

Por tus sangrientos pasos, Señor, seguirte quiero y sin contigo muero, dichoso moriré.

Piedad, perdón te pido, peque mi Dios peque.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor

DÉCIMA SEGUNDA ESTACIÓN.

JESÚS MUERE EN LA CRUZ.

 “EL MIGRANTE ES PUESTO EN IGUALDAD CON LOS QUE SON CONSIDERADOS DESPRECIADOS”.

Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

 Del Evangelio de San Lucas 23,44-46.

“Era medio día; se ocultó el sol y todo el territorio quedó en tinieblas hasta media tarde. El velo del santuario se rasgó por el medio. Jesús gritó con voz fuerte: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Dicho esto, expiró.” Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús

 MEDITACIÓN.

Jesús muere en la indiferencia y en el desprecio total mientras sus adversarios se burlan de él. Jesús muere gritando su pena, el abandono en el que lo dejan; la indolencia frente al sufrimiento inocente.

 En esta estación recordamos a tantos migrantes que cada día mueren, en las fronteras alcanzados por las balas del orden y del bienestar de otros, recordemos a los migrantes que mueren en las cárceles, ignorados y cuya única identidad es el olvido. Recordemos a los migrantes que mueren en las calles sin trabajo, salud, ni derechos. Migrantes que mueren de muchas maneras, formas y estilos. Porque les han crucificado sus manos, sus pies, sus derechos al hablar y defender su dignidad.

Recemos un Padre Nuestro y una Ave María por los países que por razones de raza y credo discriminan al migrante.

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN.

 Dios de la vida, te pedimos que protejas a tus hijos e hijas migrantes en su camino tan lleno de riesgos y peligros, ayúdalos a superar los obstáculos y a encontrar un trabajo digno, a levantarse nuevamente y seguir adelante. Amén.

Por tus sangrientos pasos, Señor, seguirte quiero y sin contigo muero, dichoso moriré.

Piedad, perdón te pido, peque mi Dios peque.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor

DÉCIMA TERCERA ESTACIÓN.

 JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ.

“REFUGIO PARA LOS MIGRANTES”.

Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Del Evangelio de San Juan 19, 38.

“Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo clandestino de Jesús, por miedo a los judíos, pidió permiso a Pilatos para llevarse el cadáver de Jesús. Pilatos se lo concedió. Él fue y se llevó el cadáver:” Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

MEDITACIÓN.

 José de Arimatea se preocupa del cuerpo sin vida de Jesús. Así también hay muchas personas que dejando a un lado su egoísmo e intereses personales deciden formar espacios de acogida o comunidades para tantos hombres y mujeres que se movilizan por el mundo entero en busca de una vida mejor. Estos espacios son para tender la mano al migrante necesitado. La solidaridad es un gran reto para la Iglesia y a todas las organizaciones civiles que profesan el amor al migrante. Recordemos a Jesús que nos dice: “Yo era migrante y ustedes me acogieron”. Mt. 25.

Recemos un Padre Nuestro y una Ave María por los países que por razones de raza y credo discriminan al migrante.

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN.

 Dios de la vida, te pedimos que protejas a tus hijos e hijas migrantes en su camino tan lleno de riesgos y peligros, ayúdalos a superar los obstáculos y a encontrar un trabajo digno, a levantarse nuevamente y seguir adelante. Amén.

Por tus sangrientos pasos, Señor, seguirte quiero y sin contigo muero, dichoso moriré.

Piedad, perdón te pido, peque mi Dios peque.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor

DÉCIMA CUARTA ESTACIÓN.

 JESÚS SEPULTADO.

 “MUÉSTRATE HUMILDE ANTE TU HERMANO.”

Te adoramos, Oh Cristo, y te bendecimos. Que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

 Del Evangelio de Mateo 27, 59-60.

“José lo tomó, lo envolvió en una sábana de lino limpia, y lo depositó en un sepulcro nuevo que se había excavado en la roca; después hizo rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro y se fue.” Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.

MEDITACIÓN.

El hijo de Dios es sepultado, ha ido más allá de todo sufrimiento, de toda humillación, de toda comprensión, ha vivido el amor hasta el extremo. Migrante que no tiene un hasta aquí, sino un hasta el final, migrante que soporta el sufrimiento, todo el dolor humano, amor al extremo por la familia, por los hijos, por los sueños y por los ideales.

Recemos un Padre Nuestro y un Ave María por las personas que siempre están en los momentos más difíciles de los migrantes.

Recemos un Padre Nuestro y una Ave María por los países que por razones de raza y credo discriminan al migrante.

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo; bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN.

 Dios de la vida, te pedimos que protejas a tus hijos e hijas migrantes en su camino tan lleno de riesgos y peligros, ayúdalos a superar los obstáculos y a encontrar un trabajo digno, a levantarse nuevamente y seguir adelante. Amén.

Por tus sangrientos pasos, Señor, seguirte quiero y sin contigo muero, dichoso moriré.

Piedad, perdón te pido, peque mi Dios peque.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor

ORACION FINAL.

Dios del camino, te damos gracias por permitirnos acompañarte durante este Vía Crucis en el cual hemos meditado el camino de dolor de los migrantes y refugiados reflejado en tu camino de dolor hacia la cruz.

 Inspíranos ahora para que podamos acompañar con amor y bondad al migrante y refugiado en su camino. Sabemos que la muerte no es la última palabra, sino que en Ti y gracias a Ti la vida triunfa. Ayúdanos a reconocer a tu Hijo resucitado en nuestros hermanos y hermanas caminantes.

Resucita en nosotros el deseo y el compromiso de ser más fraternos en nuestras relaciones. Resucita en nosotros el amor que Tú nos has enseñado, un amor que no conoce fronteras, que no conoce límites de raza, culturas, nacionalidades y religiones.

Guía nuestros pasos hacia tu Reino en donde nadie es extranjero porque todos seremos miembros de la misma familia humana contigo como único Padre.

Oh Cristo Peregrino, Tú que hiciste de tu vida un caminar hacia el encuentro con los hermanos para llevarlos al Padre, te pedimos por los migrantes más pobres y abandonados. Señor, condúcelos hacia una tierra que los alimente sin explotarlos ni quitarles la identidad.

Que tu Espíritu los fortalezca en el amor y la esperanza para que continúen el camino hacia la tierra prometida viviendo la justicia, la solidaridad y la paz. Concédenos la gracia de recibirlos como hermanos, con fe y caridad, ayudándolos a caminar con energía y confianza.

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Oh María, Madre de los Migrantes, nosotros los ponemos bajo tu amparo y maternal protección. Bendícelos y condúcelos al encuentro con él Padre. Amén.

BAJO TU AMPARO nos acogemos Santa Madre de Dios, no desprecies las oraciones que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.

SAN MIGUEL ARCÁNGEL, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén.

Por tus sangrientos pasos, Señor, seguirte quiero y sin contigo muero, dichoso moriré

. Piedad, perdón te pido, peque mi Dios peque.

Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

 Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

 Jesús por todas tus Penas, Misericordia Señor.

EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO, Y DEL ESPÍRITU SANTO. AMÉN.