La unidad del pueblo de Dios y la escucha que tiene ese pueblo en la voz del Pastor, recordó Monseñor Rolando José Alvarez Lagos, Obispo de la Diócesis de Matagalpa y Administrador Apostólico de la Diócesis de Estelí, al presidir la Santa Misa en la parroquia San Juan María Vianney, la tarde del miércoles 4 de agosto.
Al inicio el Prelado ofreció la Eucaristía por los sacerdotes de la Diócesis de Matagalpa y de la Diócesis de Estelí, de donde venía luego de participar la mañana en la reunión de Clero; a ellos les recordó con cariño y pidió a los fieles elevar una plegaria.
En su mensaje el Obispo pidió a los fieles orar por sus pastores quienes son llamados a sacrificarse por el santo pueblo de Dios, a entregarse por ellos, porque vale la pena donarse por el pueblo de Dios, por eso como dice el Papa Francisco, el Buen Pastor va delante del rebaño para dirigirles y guiarles en el camino, en medio para escucharles y detrás para ver los signos de los tiempos, los sufrimientos, esperanzas, fracasos y descubrir en esos signos la voluntad de Dios, “y yo agrego que cuando vamos detrás es para cuidar al pueblo de los lobos rapaces y feroces que quieren desbaratar al pueblo”.
“Así era San Juan María Vianney, y así hemos de pedir nosotros ministros, fieles, amados hermanos, religiosas, pedir por esta misión que en tiempos difíciles es más difícil porque hay ataques ofensas, calumnias que quieren herir no sólo la dignidad del Pastor sino el corazón del pastor, porque el demonio que es inteligente para el mal sabe que si debilita al pastor, debilitará al pueblo, por eso si calla el pastor se debilita el pueblo, porque si se calla el Pastor el pueblo queda con una voz, la voz de Dios, y a eso le tiene miedo el demonio, porque cuando el pueblo se queda con la voz de Dios y la voz del Pastor, ese pueblo se queda con una voz unida”, dijo.
Aquí reiteró lo que dijo el 13 de mayo en la parroquia Nuestra Señora de Fátima en Rancho Grande, el “pueblo de Dios no está dividido, podrán estar divididas las élites, los grupos sociales, políticos y económicos pero el pueblo de Dios no, el pueblo de Dios tiene la unidad del Divino Espíritu. Por eso el pueblo siempre debe escuchar la voz del pastor… Pidamos a San Juan María Vianney que siga derramando en el pueblo esa gracia (la unidad), en todos, católicos y no católicos”.
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Finalmente dijo que, aunque pareciera que ya no hay solución, que todo está perdido, si el pueblo está unido nos queda esa esperanza, porque el pueblo está unido en Cristo y si Cristo vive, vive la Iglesia.
Redacción y fotografías: Manuel Antonio Obando Cortedano.
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