“Cálculos o litos renales y el ultrasonido”

Para comprender de manera práctica la enfermedad por cálculos renales, es importante conocer la Anotomía del sistema urinario, el  riñón está compuesto  por  la corteza y la Médula, donde se filtra, absorbe y excretan el agua, sales minerales y sustancias de desecho que han ingresado a la sangre; luego se encuentran los cálices mayores y menores que desembocan a la pelvis renal, esta se conecta con el uréter el que desemboca a la vejiga; son los lugares antes mencionados donde se pueden alojar los cálculos.

Estos están constituidos en un  70% aproximadamente por calcio (26% de oxalato cálcico puro y el 37% son una mezcla de oxalato cálcico más fosfato de calcio), los de ácido úrico constituyen entre 5-10%, estruvita el 10-15% y los de cistina un 2%. La producción de los mismos depende de varios factores, entre ellos la baja ingesta de líquidos, malformaciones urinarias, infecciones a repetición y alteraciones metabólicas.

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Los pacientes pueden permanecer asintomáticos, presentar dolor a nivel lumbar, hematuria (sangre en la orina) e infecciones, por lo tanto, el ultrasonido es la primera técnica de exploración idónea al no ocupar radiación, es importante destacar que NO está tan sensible para identificar cálculos como la tomografía, de la que hablaremos en otra ocasión.

La sensibilidad del ultrasonido a nivel renal para la detección de los cálculos, puede ser de hasta un 100% si son mayores de 5mm y desciende mucho con tamaños menores (casi el 75% de los cálculos no visualizados son menores de 3 mm), así mismo los que se encuentran cerca de la unión corticomedular pueden ser difíciles de identificar de manera confiable, se depende también de  la constitución del paciente, como los que  están en sobrepeso.

Los litos o cálculos ecográficamente son focos ecogénicos (refleja las ondas del ultrasonido), sombreado acústico, artefacto centelleante y en “cola de cometa”, independiente del lugar donde se encuentren. Si estos migran del riñón a la pelvis renal, uréter o unión de este y la vejiga, pueden ocasionar hidronefrosis, que es la dilatación del sistema colector, por eso nos auxiliamos de una buna ingesta de líquido por parte del paciente previo al estudio,  donde se puede visualizar otro signo radiológico como son los “Jets”  urinarios (visualización del paso de orina del uréter a la vejiga), los cuales deben ser Simétricos, la asimetría o ausencia orienta a la presencia de obstrucción de bajo o alto grado.

Es importante conocer que en el caso renales en menores de 4 mm, un 90% los pacientes los expulsaran de forma espontánea, de 4 y 5.9 mm será del 50% y de 6 mm en un 20%, por lo que la conducta terapéutica podría ser expectante, pero si se asocia una complicación (proceso infeccioso renal o perirrenal, riñón único etc.) el tratamiento indicará hospitalización, así mismo no es de asombrarse que en dos ultrasonidos con o sin tratamiento, el radiólogo encuentre o no los mismos hallazgos; hago énfasis en esto último por la alta recurrencia de los pacientes en dar por sentado que los diagnósticos de las litiasis renales no se modifican en las ecografías.

Dra. Ivania Gómez Montoya.

Médico general/ especialista en Radiología.

(UNAN – León/HMEADB).