Conmemoración de los fieles difuntos, en la parroquia San José de Matiguás

“Hoy de una manera especial oramos por el alma de cada difunto”, expresó el Padre Luis Hernández en la Misa matutina, que se realizó en el templo parroquial San José de Matiguás, donde junto a los feligreses pidió a Dios para les conceda el descanso eterno a aquellos que ya se adelantaron a la casa del Padre.

“Fuimos creados para la felicidad e inmortalidad”.

El presbítero Hernández, en su homilía, compartió: “Todos hemos sido creados para la felicidad, si existe la muerte y la infelicidad ha sido por envidia del diablo, hemos sido creados para amar y ser amados, pero por nuestra condición de pecadores nos cuesta entender esta realidad. El diablo echó por el suelo el plan de Dios”.

“Es muy interesante ver como todo fue por una desobediencia, tanto en la expulsión angélica como humana y la expulsión de los ángeles rebeldes, en ambas expulsiones se privó de la vida y la felicidad, después de la expulsión humana, Dios se propuso para sus hijos un plan de salvación, porque hemos sido creados a su imagen y semejanza y él quiere lo mejor para nosotros” añadió el padre Hernández.

Continuó la homilía comentando: “El plan salvífico de Dios se da mediante la redención de Cristo, que se hizo como uno de nosotros, menos en el pecado; así lo narra San Pablo. La misión de Cristo no consistió solo en morir, sino también en revelar el amor de Dios a través de la palabra y los milagros, pero ciertamente el culmen de su misión se da en su muerte y resurrección”, detalló.

Puedes leer:Misas en conmemoración de los fieles difuntos

La santidad es una exigencia evangélica:

“Hermanos hablar de la resurrección es hablar de la esperanza, como nos ha dicho el Papa Francisco: Para los creyentes la muerte no tiene la última palabra, porque sabemos que la muerte solo es un paso a la inmortalidad, el problema es cuando no estamos santificados, entonces, es ahí que el alma tiene que pasar por un estado de purificación, esto si sus manchas no son mortales, debemos recordar, que a la presencia de Dios no entra nada manchado de modo que la santidad es una exigencia evangélica, estemos o no de acuerdo”. Concluyó.

Redacción: Carlos Romero.
Diócesis Media, parroquia San José, Matiguás.