Primer día de la Novena a Nuestra Señora de Fátima

Novena a nuestra Señora de Fátima

DÍA I
En el nombre del Padre…
Yo confieso…

Ofrecimiento para todos los días

¡Oh Dios mío! Yo creo, adoro, espero y amo. Te pido perdón por los que no creen, no
adoran, no esperan y no te aman. ¡Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo! Yo
te adoro profundamente y te ofrezco el preciosísimo cuerpo, sangre, alma y divinidad de
nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación de
los ultrajes con que Él es ofendido; y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón e
intercesión del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pecadores.
Amén.

Oración preparatoria

Oh santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia, que te dignaste
manifestar en Fátima la ternura de vuestro Inmaculado Corazón trayéndonos mensajes de
salvación y de paz. Confiados en vuestra misericordia maternal y agradecidos a las
bondades de vuestro amantísimo Corazón, venimos a vuestras plantas para rendiros el
tributo de nuestra veneración y amor. Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir
fielmente vuestro mensaje de amor, y la que os pedimos en esta Novena, si ha de ser para
mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de nuestras almas. Así sea.

Oración de este día

¡Oh santísima Virgen María, Madre de los pobres pecadores!, que apareciendo en Fátima,
dejaste transparentar en vuestro rostro celestial una leve sombra de tristeza para indicar el
dolor que os causan los pecados de los hombres y que con maternal compasión exhortaste a
no afligir más a vuestro Hijo con la culpa y a reparar los pecados con la mortificación y la
penitencia. Dadnos la gracia de un sincero dolor de los pecados cometidos y la resolución
generosa de reparar con obras de penitencia y mortificación todas las ofensas que se
infieren a vuestro Divino Hijo y a vuestro Corazón Inmaculado.

Oración final

¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con su vida, muerte y resurrección, nos mereció el premio de la
salvación eterna! Os suplicamos nos concedas que, meditando los misterios del santísimo
rosario de la bienaventurada Virgen María, imitemos los ejemplos que nos enseñan y
alcancemos el premio que prometen. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén.

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Novena a Nuestra Señora de Fátima.