SEXTO DÍA DE LA NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED

Hoy es el sexto día del novenario en honor a nuestra patrona virgen de la Merced. ¡Ave María Purísima! ¡sin pecado concebida¡ 

Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. 

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO.  

Ven Espíritu Santo llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu. Que renueve la faz de la Tierra. 

Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por el mismo Espíritu, sintamos con rectitud y gocemos siempre de tu consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén. 

ACTO DE CONTRICIÓN.  

¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia propongo firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén. 

ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS.  

¡Oh! Virgen Santísima de las Mercedes, Redentora de Cautivos y Reina de los cielos y tierra: Ante tu altar postrados, aquí estamos para solicitar tus auxilios y pedir tu bendición de Madre. No nos abandones. Ruega al Señor por nosotros y sigue ejercitando tu oficio de Patrona y abogada nuestra. Todo lo esperamos de Jesucristo en quien confiamos y de tu benigna y amorosa protección, que en tantas ocasiones nos ha librado del mal. Atiende a nuestra súplica y remedia la necesidad que en esta novena te presentamos. Amén. 

DIA SEXTO: VIRGEN DE LA MERCED LIBRANOS DE LA MUERTE DEL PECADO.  

ORACIÓN DEL SEXTO DÍA.  

Señor, Dios de la Misericordia, que por medio de la reina Esther libraste a los israelitas de la sentencia de muerte dictada por Asuero; te rogamos, piadoso dueño de nuestras almas, que, por la intercesión de la Santísima Virgen María de la Merced, nos libres de la muerte del pecado, concediéndonos la libertad de los Hijos de Dios y vivir en gracia hasta que podamos gozar eternamente en la gloria. Amén. 

REFLEXIÓN DEL SEXTO DÍA: MARÍA Y NUESTRA ORACIÓN REDENTORA.

 Nosotros entramos en comunión con María por la plegaria. Como madre de nuestra familia ora con nosotros. La presencia orante de María en la Iglesia naciente se realiza también en nuestra familia mercedaria que quiere imitar a aquella comunidad donde “los discípulos se dedicaban a la oración en común, junto con María, la madre de Jesús”. María es modelo de nuestra plegaria redentora. En el Magníficat, el canto de los tiempos mesiánicos, María difunde su espíritu en expresiones de glorificación a Dos, de humildad, de fe y de esperanza. María no dudó en proclamar que Dios es enaltecedor de los humildes y de los oprimidos y que arroja del trono a los poderosos del mundo. A la luz de la Sagrada Escritura, ella recuerda que el Dios del Éxodo es un Dios liberador de la opresión y de la esclavitud y en su canto anticipa estas realidades de los tiempos comenzados por su Hijo, Cristo, en el cual se encuentra el prójimo marginado, liberado por Él de todas las desigualdades sociales, de todas las injusticias humanas, de todas las esclavitudes, para hacerlo vivir en la libertad y la justicia. Nuestra oración será redentora si como la de María, se preocupa por la situación del hombre sufriente, oprimido, marginado. 

PRECES.  

Oremos a Cristo que nos ha enseñado a dirigirnos al Padre, digámosle: 

¡SEÑOR, ENSÉÑANOS A ORAR!  

  • Tú que mostraste a San Pedro Nolasco que padecías en los cautivos, enséñanos a ver tu imagen de crucificado en todo hombre que sufre, especialmente en aquellos a quienes se niega su dignidad de hijos de Dios. Roguemos al Señor. 
  • Tú que, a través de Mará, Nuestra Madre de la Merced y en la oración, convertiste en redentores como Tú a San Pedro Nolasco y sus seguidores, transfórmanos para poder ser enviados a aquellos hermanos nuestros que se encuentran en peligro de perder su fe. Roguemos al Señor. 
  • Tú que nos llamaste a formar la familia mercedaria, llévanos por el camino de la oración que nada nos esclavice, que te descubramos a Ti como amigo y a Dios como Padre, que nuestra oración termine en la entrega redentora de estar dispuestos a entregarlo todo para que otros gocen la alegría de la fe en Ti. Roguemos al Señor. 
  • Tú que has formado la familia mercedaria por medio de María, tu Madre, ilumínanos y enciende nuestro corazón para que hagamos nuestro su canto del Magníficat y nos pongamos, como ella, al servicio de los cautivos de hoy. Roguemos al Señor. 

Oración: Señor Jesucristo, Redentor del hombre, míranos a quienes estamos reunidos para celebrar a tu Madre, bajo el título de la Merced y concédenos tu Espíritu, para que socorramos con activa caridad a nuestros hermanos necesitados y los guiemos a la libertad que Tú nos mereciste con tu sacrificio. Amén. 

COMPROMISO DEL SEXTO DÍA  

Orar preocupándome y pidiendo por los perseguidos, oprimidos y marginados. 

SALUTACIONES.  

Yo te venero con todo el corazón, Virgen Santísima de la Merced, sobre todos los Ángeles y Santos del Paraíso, como Hija del Eterno Padre y te consagro mi alma con todas sus potencias. Dios te salve, María… 

Yo te venero con todo el corazón, Virgen Santísima de la Merced, sobre todos los Ángeles y Santos del Paraíso, como Madre de Dios Hijo y te consagro mi cuerpo con todos sus sentidos. Dios te salve, María… 

Yo te venero con todo el corazón, Virgen Santísima de la Merced, sobre todos los Ángeles y Santos del Paraíso, como Esposa del Espíritu Santo y te consagro mi corazón con todos sus afectos, pidiéndote que me obtengas de la santísima trinidad todos los medios y gracias que necesito para mi salvación eterna. Dios te salve, María… Gloria al Padre…).  

En un momento de silencio pidamos la gracia que se deseamos obtener por intercesión de nuestra Madre santísima Nuestra señora de la Merced,en este sexto dia.

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ORACIÓN FINAL.  

Acudimos a ti, gloriosa madre de misericordia, para implorar una vez más tu auxilio, pidiendo la conversión de los pecadores, la estabilidad cristiana de la familia, la paz de tus hijos y el descanso eterno de nuestros queridos difuntos. Ruega por todos, Virgen bendita de las Mercedes. Amén. 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

¡¡¡Viva Nuestra señora de la Merced!!!

¿Por quién Matagalpa es bendita? ¡Por Mercedes, nuestra patroncita!! ¡¡¡María de Matagalpa!!!