“Vivir en la unidad y cargar la Cruz con Esperanza”, llamado de Monseñor Álvarez en Encuentro Interdiocesano de la Vida consagrada

La Diócesis de Matagalpa es sede del Encuentro Interdiocesano de la Vida Consagrada, el sábado 9 de julio 2022, que reúne a miembros de congregaciones religiosas de las Diócesis de Siuna, Jinotega, Estelí y Matagalpa, quienes fueron recibidos con mucha alegría por Monseñor Rolando José Alvarez Lagos, Obispo de la Diócesis de Matagalpa y Administrador Apostólico de la Diócesis de Estelí, quien en su mensaje les alentó a no desanimarse ante las realidades actuales y vivir en el espíritu de la unidad.

Puedes leer: «Lo esencial en la vida es nuestra relación con Dios», Presbítero Vicente Martínez

Al inicio de la homilía el Prelado trasladó el saludo de Monseñor Francisco Tigerino, Obispo de la Diócesis de Bluefields, y Responsable del Departamento de la Vida Consagrada de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, asimismo el saludo de los Obispos de las otras Diócesis.

Cargar la Cruz:

En su mensaje citó el Evangelio del día donde el Señor dice: “No tengan miedo a los que matan el cuerpo, más no pueden matar el alma”, en este sentido indicó que en la sociedad nicaragüenses actualmente hay mucho miedo, y es importante reflexionar en el interior, cada quien, pero además en cada congregación de manera comunitaria, si ese miedo no se ha ido ya filtrando en la vida propia, en la vida comunitaria.

En este sentido agregó que como Iglesia nicaragüense, “estamos cargando nuestra propia Cruz, nuestra propia muerte…. Cada congregación, cada Diócesis, cada parroquia, cada Obispo vive su propia Cruz, vive su propia muerte, pero al final la última palabra siempre la tendrá en la historia él, la vida, la resurrección, y como siempre el mundo nos quiere engañar, y no sólo en este contexto, en la historia de la salvación el demonio nos ha querido engañar, desanimar, al punto de creer qué hay tantas adversidades que se enfrentan en la vida, y las olas son tan tormentosas que golpean la embarcación de la Iglesia, de las congregaciones, de las Diócesis, de las parroquias, que muchas veces podemos desalentarnos y llegar a pensar que él tiene la última palabra, que no hay solución, salida a los problemas y dificultades, eso no es cierto, es el espíritu del demonio que quiere introducir el desaliento en las comunidades, la impotencia”, indicó.

No desenfocarse de la misión encomendada:

Aquí recalcó que cuando una persona se deja llevar por la impotencia del mal, se desenfoca de la misión del reino, por lo tanto “siento que el Señor me dice: No te dejes aturdir por los ruidos que hay alrededor, mantén tu mirada en el Señor y la vocación a la que fuiste llamado… Es otra obra del demonio, desenfocarnos del Señor, de la misión confiada, por eso insisto en la unidad”.

“Pienso que hay tres caminos muy claros que el Señor nos propone para vivir estos momentos difíciles: Primero la intensificación de la espiritualidad, intensificar la oración, la mortificación, la vida eucarística, sacramental, intensificar porque eso el demonio le tiene terror, cuando como religiosos, consagrados oramos juntos, a eso le tiene terror el demonio… El segundo camino es la unidad, que va muy de la mano del tercero, la unidad entre nosotros, entre ustedes religiosos. La unidad del corazón se hace visible a la razón, es tiempo de sentirnos enriquecidos por el carisma de los otros”.

Al referirse a la comunión explicó que se entiende en dos vías: Del Obispo hacia los religiosos, de los religiosos hacia el Obispo, es una unidad mística a la que el demonio le tiembla, le tiene terror, por eso el demonio nos divide, porque sabe que si divide “nos golpea el corazón”, por eso además es importante como último elemento, la unidad con el pueblo de Dios”.

“Que el Señor nos permita reconocerle ante los otros”, concluyó.

Redacción y fotografías: Manuel Antonio Obando Cortedano.

DiócesisMedia