DÍA CUARTO.
Por la señal de la santa Cruz de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro.En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.
INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO.
Ven Espíritu Santo llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu. Que renueve la faz de la Tierra. Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por el mismo Espíritu, sintamos con rectitud y gocemos siempre de tu consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN.
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, solo por quien sois, porque os amo sobre todas las cosas, conociendo lo mucho que he pecado por mi culpa, una y mil veces, digo que de haberos ofendido me pesa; misericordia Dios mío, misericordia. Propongo firmemente la enmienda de mi vida, ayudado por vuestra divina gracia, Amén.
OFRECIMIENTO PARA TODOS LOS DÍAS.
¡Padre celestial! que para salvar las almas quisisteis que vuestro Hijo unigénito, haciéndose hombre, se sujetase a la vida más pobre y mortificada y derramase su sangre en la cruz por nuestro amor! ¿Cómo dejarías sufrir largo tiempo en el purgatorio a unas almas que tanto costaron a Jesucristo y que son vuestras hijas amadísimas? Compadeceos, pues, de estas pobrecitas almas y libradlas de sus penas y tormentos. Miradnos a todos, vivos y difuntos, con ojos de compasión y haced que celebremos un día vuestras misericordias en el eterno descanso de la gloria.- Amén.
CONSIDERACIÓN DÍA CUARTO.
Una de las penas que más afligen a aquellas almas, esposas de Jesucristo, es el pensar que en vida, por sus culpas, disgustaron a aquel Dios a quien tanto aman. Se han visto penitentes morir de dolor al pensar que habían ofendido a un Dios tan bueno. Mucho mejor que nosotros conocen las almas del Purgatorio cuán amable es Dios y por consiguiente lo aman con todas sus fuerzas; por eso, al pensar que lo disgustaron en la vida, experimentan un dolor superior a todo otro dolor. Tened piedad de mí y de aquellas santas almas que arden en ese fuego por el desprecio que hicieron de las faltas veniales y que ahora os aman de todo corazón.
MEDITACIÓN DEL DÍA: SOBRE LA PENA DEL DAÑO.
Por horrorosos que sean los tormentos que padecen las Ánimas en el Purgatorio, por espantosas que sean las llamas en que se abrazan, no igualarán jamás la pena vivísima que sienten al verse privadas de la vista clara de Dios. En efecto; aquéllas constituyen la pena de sentido, ésta la de daño; aquéllas son limitadas; ésta infinita; aquéllas privan a las almas de un bien accidental, cual es el deleite; por ésta carecen de un bien esencial a la bienaventuranza, en el cual consiste la felicidad del hombre, y es la posesión beatífica de Dios. Las Almas benditas del Purgatorio no poseen aún a Dios, es verdad; pero están seguras de poseerle un día, porque son amigas, hijas y esposas suyas muy queridas.
En un breve silencio meditamos lo dicho y encomendemos a Dios las Ánimas de nuestra mayor obligación y pidamos por la intercesión de María Santísima y su fiel esposo san José, la gracia que deseamos conseguir en esta Novena.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
LAMENTOS.
De Getsemaní en el Huerto sangre sudó el Redentor, contemplando de estas penas el gran tormento y rigor: al Padre Eterno se ofrece, no cesando allí de orar: Que Dios nos saque de penas y nos lleve a descansar. En vista de tal piedad, no te olvides, oh mortal, de este pío camposanto, cementerio de hospital; sigue, pues, la cofradía que tierna te insta a clamar: Que Dios nos saque de penas y nos lleve a descansar. Atiende y mira, cristiano, aquí en este cementerio tal vez tus padres y deudos esperan de ti el remedio; sufragios y sacrificios te suplican sin cesar: Que Dios nos saque de penas y nos lleve a descansar. Fieles cristianos, amigos, dad crédito a estos lamentos, obrad bien, fuera culpas, para huir de estos tormentos. ¡Socorro, piedad, alivio! concluimos con gritar. Oíd mortales piadosos y ayudadnos a alcanzar: Que Dios nos saque de penas y nos lleve a descansar.
PROPÓSITO DEL DÍA.
En sufragio de las santas Ánimas mañana no comeremos fuera de las horas
acostumbradas, o haremos alguna mortificación corporal en sufragio de las benditas Almas del Purgatorio.
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ORACIÓN FINAL.
Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito. Amén.
Oh glorioso Patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio. Amén.
Dales, Señor el descanso eterno: R. Y brille para ellas la Luz perpetua.
Que descansen en paz. R. Así sea.
Que las almas de todos los fieles difuntos, por la misericordia de Dios descansen en paz. Amén.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.