DÍA SEGUNDO DE LA NOVENA EN SUFRAGIO POR LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO

DÍA SEGUNDO.
Por la señal de la santa Cruz de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO.

Ven Espíritu Santo llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu. Que renueve la faz de la Tierra. Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por el mismo Espíritu, sintamos con rectitud y gocemos siempre de tu consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

ACTO DE CONTRICIÓN.

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, solo por quien sois, porque os amo sobre todas las cosas, conociendo lo mucho que he pecado por mi culpa, una y mil veces, digo que de haberos ofendido me pesa; misericordia Dios mío, misericordia. Propongo firmemente la enmienda de mi vida, ayudado por vuestra divina gracia, Amén.

OFRECIMIENTO PARA TODOS LOS DÍAS.

¡Padre celestial! que para salvar las almas quisisteis que vuestro Hijo unigénito, haciéndose hombre, se sujetase a la vida más pobre y mortificada y derramase su sangre en la cruz por nuestro amor! ¿Cómo dejarías sufrir largo tiempo en el purgatorio a unas almas que tanto costaron a Jesucristo y que son vuestras hijas amadísimas?
Compadeceos, pues, de estas pobrecitas almas y libradlas de sus penas y tormentos. Miradnos a todos, vivos y difuntos, con ojos de compasión y haced que celebremos un día vuestras misericordias en el eterno descanso de la gloria. Amén.

CONSIDERACIÓN DÍA SEGUNDO.

La segunda pena que aflige en alto grado a estas benditas almas es el tiempo que en vida perdieron, durante el cual habrían podido adquirir mayores méritos para el cielo, y el pensamiento de que esta pérdida es para siempre irreparable terminando con la vida el tiempo de merecer.
Gracias os doy porque todavía me concedéis tiempo para remediar el mal que he hecho y el bien que he dejado de hacer. Concededme vuestro socorro para que lo que me queda en vida, lo empleé únicamente en serviros y en amaros. Tened piedad de mí y de esas almas benditas que arden en el Purgatorio por no haber empleado como debían el
tiempo que Vos les disteis para su santificación.

MEDITACIÓN DEL DÍA: SOBRE LA PENA DE SENTIDO EN GENERAL.

Ven, mortal; tú que vives como si después de esta vida no te quedase nada que temer ni que esperar; ven; penetra con el espíritu en aquellos horrendos calabozos donde la Justicia divina acrisola las Almas de los que mueren con algún pecado venial; mira si, fuera del infierno, pueden darse penas mayores, ni aun semejantes a las que allí se padecen. Considera todos cuantos dolores han sufrido los enfermos. ¿Igualarían todos estos males reunidos a los dolores que padece un Alma en el Purgatorio? No, dice San
Agustín, pues éstos exceden a todo cuanto se puede sentir, ver o imaginar en este mundo. Dice San Anselmo, pues la menor pena de aquel lugar de expiación es más terrible que el mayor tormento que se pueda imaginar en este mundo. Pues todos los tormentos y penas que se han sufrido en este mundo, comparados con los que sufre un alma en el Purgatorio, pueden tenerse por consuelo y alivio.

En un breve silencio meditamos lo dicho y encomendemos a Dios las Ánimas de nuestra mayor obligación y pidamos por la intercesión de María Santísima y su fiel esposo san José, la gracia que deseamos conseguir en esta Novena.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.

LAMENTOS.

¡Ay de mí, ay, Dios clemente, ay llama voraz, activa, ay bien merecido fuego, ay conciencia, siempre viva, ay justicia, que no cesa, ay cuándo se ha de acabar! Que Dios nos saque de penas y nos lleve a descansar.
¡Ay culpa, lo que me cuestas, no imaginé tu fiereza, pues con tal tormento pago lo que juzgué ligereza! ¡Cielos, piedad, basta, cielos! ¿Cuándo el día ha de llegar? Que Dios nos saque de penas y nos lleve a descansar.

Todo lo que aquí padezco, es justo, santo y debido, pues no se purga con menos, haber a un Dios ofendido, ¡Ay, que puede no ofenderle! ¡Ay, que no hay más que esperar! Que Dios nos saque de penas, y nos lleve a descansar.
Padres, hermanos, amigos: ¿dónde está la caridad? ¿Favorecéis a un extraño y para mí no hay piedad? ¡Ea, venga una limosna, siquiera sea el rogar! Que Dios nos saque de penas y nos lleve a descansar.

PROPÓSITO DEL DÍA.

Asistir mañana y todos los días que se pueda, al Santo Sacrificio de la Misa en sufragio de las Almas del Purgatorio.

ORACIÓN FINAL.

Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito. Amén.

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Oh glorioso Patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio. Amén.
Dales, Señor el descanso eterno: R. Y brille para ellas la Luz perpetua.
Que descansen en paz. R. Así sea.
Que las almas de todos los fieles difuntos, por la misericordia de Dios descansen en paz. Amén.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.