DÍA NOVENO DE LA NOVENA EN SUFRAGIO POR LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO

DÍA NOVENO.
Por la señal de la santa Cruz de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.
INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO.
Ven Espíritu Santo llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu. Que renueve la faz de la Tierra.
Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por el mismo Espíritu, sintamos con rectitud y gocemos siempre de tu consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN.
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, solo por quien sois, porque os amo sobre todas las cosas, conociendo lo mucho que he pecado por mi culpa, una y mil veces,
digo que de haberos ofendido me pesa; misericordia Dios mío, misericordia. Propongo firmemente la enmienda de mi vida, ayudado por vuestra divina gracia, Amén.
OFRECIMIENTO PARA TODOS LOS DÍAS.
¡Padre celestial! que para salvar las almas quisisteis que vuestro Hijo unigénito, haciéndose hombre, se sujetase a la vida más pobre y mortificada y derramase su sangre en la cruz por nuestro amor! ¿Cómo dejarías sufrir largo tiempo en el purgatorio a unas almas que tanto costaron a Jesucristo y que son vuestras hijas amadísimas? Compadeceos, pues, de estas pobrecitas almas y libradlas de sus penas y tormentos.
Miradnos a todos, vivos y difuntos, con ojos de compasión y haced que celebremos un día vuestras misericordias en el eterno descanso de la gloria.- Amén.
CONSIDERACIÓN DÍA NOVENO.
Grandes son las penas que sufren aquellas santas almas: el fuego, el tedio, la oscuridad, la incertidumbre del tiempo en que han de verse libres de aquella cárcel; pero de todas, la mayor para esas santas esposas, es la de verse separadas de su divino Esposo y privadas de su vista y presencia.
¡Oh Dios mío! ¿Cómo he podido yo vivir tantos años lejos de Vos, privado de vuestra gracia? ¡Oh Bondad infinita! os amo sobre todas las cosas, me arrepiento con todo mi corazón de haberos ofendido y quisiera antes morir que volver a ofenderos. Concededme la santa perseverancia y no permitáis que vuelva a caer otra vez en vuestra desgracia. Os suplico tengáis piedad de las almas del Purgatorio, especialmente las de mis padres, mis hermanos, mis parientes, mis amigos y de todos aquellos por quienes
mi corazón y mi conciencia me obligan a pediros con más empeño. Abreviad el tiempo de su destierro y admitidlas cuanto antes a la dicha de amaros para siempre en el cielo.

MEDITACIÓN DEL DÍA: AGRADECIMIENTO DE LAS BENDITAS ÁNIMAS PARA CON SUS DEVOTOS.

Ved aquí el día feliz; hoy, con las numerosas comuniones y sufragios que los fieles han ofrecido al Señor, muchas de aquellas Almas, ayer tan afligidas y desgraciadas, han pasado a ser dichosos habitantes y príncipes felicísimos de la Corte celestial. Ya ven cara a cara la Hermosura y Majestad infinita; ya poseen a Dios, que contiene en sí cuánto hay de amable, de grande, delicioso y perfecto. Su entendimiento ya no puede experimentar
ni más alegría, ni más suavidad, ni más dicha. ¡Ay¡ ¡si pudieses, amado cristiano, penetrar hoy en aquella dichosa patria y contemplar el transporte de aquellos Bienaventurados! Dichosas confesiones y comuniones; dichosas las Misas que oía, las limosnas, oraciones, penitencias y obras buenas que yo practicaba; dichosas las burlas y escarnios que yo sufría por ser devota! ¡Y con qué magnificencia pagáis, Señor, hasta los sacrificios más pequeños e insignificantes que hice por vuestro amor! ¿No quisieras, cristiano, tener tú la misma suerte? Pues pelea contra las pasiones; que sin pelear no se
alcanza victoria; sin pena, no hay felicidad.

En un breve silencio meditamos lo dicho y encomendemos a Dios las Ánimas de nuestra mayor obligación y pidamos por la intercesión de María Santísima y su fiel esposo san José, la gracia que deseamos conseguir en esta Novena.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.


LAMENTOS.
Oíd, mortales piadosos, y ayudadnos a alcanzar: Que Dios nos saque de penas y nos lleve a descansar.
¡Oh vosotros, caminantes, suspended, oíd, parad, bastará sólo el oírnos a mover vuestra piedad! Hoy pide nuestra aflicción que queráis cooperar: Que Dios nos saque de penas y nos lleve a descansar.
No hay dolor, tormento, pena, martirio, cruz ni aflicción, que lleguen a ser pintura de nuestra menor pasión; solo alivia nuestros males de vuestro amor esperar: Que Dios nos saque de penas y nos lleve a descansar.
Aquí estoy en purgatorio de fuego en cama tendido, siendo mi mayor tormento la ausencia de un Dios querido, padezco sin merecer, por mí no basta alcanzar: Que Dios nos saque de penas y nos lleve a descansar.
PROPÓSITO DEL DÍA.
Mañana procuraremos sufrir con paciencia, así los trabajos que Dios nos envíe, como las molestias del prójimo, en sufragio de las benditas Almas del Purgatorio.
ORACIÓN A LAS BENDITAS ALMAS LIBERTADAS DEL PURGATORIO POR LOS SUFRAGIOS OFRECIDOS DURANTE EL NOVENARIO.
¡Oh almas dichosas y felices, a quienes nuestro dulcísimo Jesús acaba de admitir hoy en su patria celestial! Os felicitamos, y damos en nombre de toda la Iglesia mil enhorabuenas por esta dicha tan grande. Unimos nuestra alegría con la vuestra y con la de los Ángeles y Serafines; juntamos nuestras acciones de gracia con los cánticos y alabanzas que vosotras entonáis al Creador por tan inestimable beneficio. Sí, Almas santas y dichosas; alegraos: ya se han acabado para vosotras las penas y tristezas, las
aflicciones y trabajos, los peligros y tentaciones de esta miserable vida. Sólo os queda una eternidad de descanso, de alegría, de delicias y de bienaventuranza infinita. ¡Qué dicha también la nuestra, si con estos sufragios os hemos acelerado la posesión de tanta gloria! Sí, triunfad en el cielo; pero no hagáis como hizo aquel ingrato copero de Faraón
con José; no olvidéis a vuestros pobres hermanos, que militamos aún en este valle de lágrimas; echad una mirada compasiva sobre nosotros; ¡mirad de cuántos y cuán fieros enemigos nos vemos rodeados! Ahora que sois tan poderosas delante de Dios, interceded por nosotros, para que siendo fieles y constantes en su servicio podamos en vuestra compañía alabarle y glorificarle un día eternamente. Amén.

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ORACIÓN FINAL.
Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito. Amén.Oh glorioso Patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las
almas del purgatorio. Amén.
Dales, Señor el descanso eterno: R. Y brille para ellas la Luz perpetua.
Que descansen en paz
. R. Así sea.
Que las almas de todos los fieles difuntos, por la misericordia de Dios descansen en paz.
Amén.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.