DÍA OCTAVO DE LA NOVENA EN SUFRAGIO POR LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO

DÍA OCTAVO.
Por la señal de la santa Cruz de nuestros enemigos líbranos señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amen.

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO.

Ven Espíritu Santo llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu. Que renueve la faz de la Tierra.
Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por el mismo Espíritu, sintamos con rectitud y gocemos siempre de tu consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
ACTO DE CONTRICIÓN.
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, solo por quien sois, porque os amo sobre todas las cosas, conociendo lo mucho que he pecado por mi culpa, una y mil veces, digo que de haberos ofendido me pesa; misericordia Dios mío, misericordia. Propongo firmemente la enmienda de mi vida, ayudado por vuestra divina gracia, Amén.

OFRECIMIENTO PARA TODOS LOS DÍAS.

¡Padre celestial! que para salvar las almas quisisteis que vuestro Hijo unigénito, haciéndose hombre, se sujetase a la vida más pobre y mortificada y derramase su sangre en la cruz por nuestro amor! ¿Cómo dejarías sufrir largo tiempo en el purgatorio a unas almas que tanto costaron a Jesucristo y que son vuestras hijas amadísimas? Compadeceos, pues, de estas pobrecitas almas y libradlas de sus penas y tormentos.
Miradnos a todos, vivos y difuntos, con ojos de compasión y haced que celebremos un día vuestras misericordias en el eterno descanso de la gloria.- Amén.

CONSIDERACIÓN DÍA OCTAVO.

Otra pena, en extremo amarga para aquellas benditas almas, es el pensar que durante su vida uso Dios con ellas de muchas misericordias especiales que no tuvo con los demás, y ellas con sus pecados se obligaron al infierno, aunque después por su misericordia las haya perdonado y salvado, viéndolas arrepentidas. Vedme aquí, ¡oh Dios mío! Yo soy uno de aquellos ingratos que después de haber recibido de Vos tantas gracias, he despreciado vuestro amor y os he obligado a condenarme al infierno. Tened
piedad de mí y de aquellas benditas almas que habiendo podido llegar a un alto grado de perfección en la tierra, merecen ahora estar más tiempo en el Purgatorio por sus continuas infidelidades a los llamamientos a vuestra gracia. Y Vos, Virgen fidelísima, interponed vuestros méritos en su favor.


MEDITACIÓN DEL DÍA: CÓMO RECOMPENSARÁ EL SEÑOR LOS DEVOTOS DE LAS BENDITAS ÁNIMAS.

Supongamos, cristiano piadoso, que movido por estas meditaciones, haces una sincera y dolorosa confesión, y ganando la indulgencia plenaria de este santo Novenario, sacas un Alma de la horrenda prisión del Purgatorio. ¡Ah! ¡y qué grande será tu dicha! Si perseveras, ¡qué galardón tan grande recibirás en el cielo! No pienses, alma cristiana, que ésta es una reflexión piadosa; es una promesa formal de Jesucristo, verdad eterna, que no puede faltar a su palabra. ¿No nos dice en el sagrado Evangelio: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia”? “En verdad os digo que todo cuanto habéis hecho con uno de esos pequeños hermanos míos, lo habéis hecho conmigo”. ¡Ah! dichosos cristianos; sisocorréis a las pobres Ánimas del Purgatorio, “venid –os dirá un día nuestro
liberalísimo Juez–; venid, benditos de mi Padre celestial. En un breve silencio meditamos lo dicho y encomendemos a Dios las Ánimas de nuestra
mayor obligación y pidamos por la intercesión de María Santísima y su fiel esposo san José, la gracia que deseamos conseguir en esta Novena.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.
LAMENTOS.
De Getsemaní en el Huerto sangre sudó el Redentor, contemplando de estas penas el gran tormento y rigor: al Padre Eterno se ofrece, no cesando allí de orar: Que Dios nos saque de penas y nos lleve a descansar.
En vista de tal piedad, no te olvides, oh mortal, de este pío camposanto, cementerio de hospital; sigue, pues, la cofradía que tierna te insta a clamar: Que Dios nos saque de penas y nos lleve a descansar.
Atiende y mira, cristiano, aquí en este cementerio tal vez tus padres y deudos esperan de ti el remedio; sufragios y sacrificios te suplican sin cesar: Que Dios nos saque de penas y nos lleve a descansar.
Fieles cristianos, amigos, dad crédito a estos lamentos, obrad bien, fuera culpas, para huir de estos tormentos. ¡Socorro, piedad, alivio! concluimos con gritar. Oíd mortales piadosos y ayudadnos a alcanzar: Que Dios nos saque de penas y nos lleve a descansar.

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PROPÓSITO DEL DÍA.
Formar una firme resolución de ofrecer todas nuestras obras satisfactorias en sufragio de las pobrecitas Ánimas.
ORACIÓN FINAL.
Oh María, Madre de misericordia: acuérdate de los hijos que tienes en el purgatorio y, presentando nuestros sufragios y tus méritos a tu Hijo, intercede para que les perdone sus deudas y los saque de aquellas tinieblas a la admirable luz de su gloria, donde gocen de tu vista dulcísima y de la de tu Hijo bendito. Amén. Oh glorioso Patriarca San José, intercede juntamente con tu Esposa ante tu Hijo por las almas del purgatorio. Amén.
Dales, Señor el descanso eterno: R. Y brille para ellas la Luz perpetua.
Que descansen en paz.
R. Así sea.
Que las almas de todos los fieles difuntos, por la misericordia de Dios descansen en paz.
Amén.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.