El jueves 28 de Julio de la XVII Semana del Tiempo Ordinario, el Presbítero Vicente Martínez, párroco de la Parroquia Santa Lucía, Ciudad Darío, presidió la Santa Misa matutina, en su homilía manifestó que el juez de los justos e injustos al final, dará retribución conforme a la palabra que cada uno escuchó además enfatizó que la parábola de la red en la cual se compara el Reino de los Cielos con la pesca, aclaró que los peces representan al creyente y no creyente.
«El evangelio de hoy nos exhorta a preguntarnos: ¿Qué tipo de pez somos?, ¿De los buenos o los malos?, Porque en la actualidad hay personas que creen que pueden hacer daño, cometer injusticias o que pueden matar, y creen que ellos no van a ser descubiertos, pero están equivocados, porque la justicia humana es ciega, pero la justicia de Dios es tardada, pero segura», afirmó el Presbítero Vicente Martínez.
Jesús recuerda que para Él no hay excepciones:
En este sentido dijo: «Hermanos Jesús nos recuerda que para Él no hay excepción de personas, a todos nos llama por igual al arrepentimiento y a ser servidores de Cristo por medio de la proclamación del evangelio, ya que los buenos peces son los justos, que viven conforme al evangelio de Cristo, y los malos peces son los que rechazan el evangelio».
El Señor da a todos una oportunidad:
«El Señor hoy nos da a todos una oportunidad para que arreglemos nuestra vida por que allá será el llanto y rechinar de dientes; que grande será el dolor de las personas malas que pudieron ser buenos, pero no practicaron la misericordia con el hermano; mucha gente entrará al reino y otras serán echados, como dice el evangelio a un horno ahumador, a un horno encendido dónde la llama no se apaga y el gusano no muere», alertó el padre Martínez.
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Por consiguiente, preguntó: «¿Cuánta gente en estos tiempos viven en la tierra su propio infierno?,¿Pero cuánta gente desde la tierra, desde aquí, desde su sufrimiento, desde su dolor vive una experiencia en el cielo?, es bonito recordar que en la vida el que llora, ríe el día de mañana y el que se ríe hoy mañana va a llorar por la tristeza de no haber hecho la voluntad de Dios».
Finalizó diciendo que no vale la pena guardar suciedad en el corazón lo que vale la pena es guardar el bien, la bondad, la caridad, la misericordia pero sobre todo la compasión y la ternura con el prójimo: «Felices aquellos que son leales a sus palabras y cumplen su voluntad, ellos pertenecen al Reino de Dios».
Redacción: Zenelia Cordero Martínez
Diócesis Media Parroquia Santa Lucía, Darío.