Monseñor Rolando Alvarez, Obispo de la Diócesis de Matagalpa, en su homilía este domingo, aseguró que el Señor a través del Evangelio proclamado invita “a vencer cualquier obstáculo que se pueda interponer en esta nueva sociedad nicaragüense, donde se puedan identificar liderazgos nuevos, frescos, con nuevos pensamientos, propuestas nuevas, visiones que permitan que todos sin exclusión ni exclusividades podamos ir sentando las bases y los fundamento de un estado moderno, funcional y pluralista”.
“Estamos invitados a renovar nuestra vida y nuestras buenas intenciones, nuestras fuerzas, a seguir avanzando, a saltar las barreras que se interpongan en esta nueva vida, a seguir adelante en la construcción de una nueva sociedad pluralista, incluyente, donde se respete en primer lugar la dignidad de la persona, la familia como primera célula de la sociedad, donde se promueva la justicia social, donde las riquezas naturales que Dios ha dado las gocemos todos por igual, que los más pobres, los más desfavorecidos sean siempre los que ocupen el primer lugar, donde todos podamos sentarnos a la mesa teniendo al marginado en el centro de ella… Una sociedad donde el pueblo sea constructor de su historia, donde se asuma el construir una nueva Nicaragua sin vicios del pasado, por eso es importante el relevo generacional, donde nuevos rostros, con principios y valores éticos y morales puedan hacer propuestas de nación”, indicó.
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Monseñor Alvarez se refirió a los tres tipos de terrenos descritos en la parábola del sembrador y que pueden estar presentes en un mismo corazón, en el de cada uno de nosotros, “estos tres tipos de terrenos donde cae la semilla significan, manifiestan, y expresan la superficialidad con la que muchas veces se puede vivir la banalidad, la vaciedad, la vanidad con la que se puede llevar adelante la vida, el espíritu mundano que puede caber en nuestro corazón, los vicios, los pecados personales, sociales estructurales, capaces de ahogar la buena semilla, los buenos propósitos, los buenos ideales, la ética, la moral, los buenos compromisos”.
“Todos estamos llamados, urgidos a tener un buen corazón para amar libre de todo tipo de cadenas y ataduras, que ame, guste y saboree la nobleza, lo justo, lo bello de un corazón, donde broten buenos sentimientos y buenas intenciones hacia los demás”, señaló monseñor Alvarez.
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Concluyó pidiendo a la Virgen Santísima, Nuestra Señora de Fátima, interceda por “nosotros, por cada una de nuestras familias y también por nuestra amada patria”.