Monseñor Rolando Alvarez: “Los pastores consolamos al pueblo nicaragüense, hablándoles al corazón”

La labor de los pastores como consoladores del pueblo, con firme esperanza y profunda paz, destacó Monseñor Rolando Alvarez en su homilía en la Santa Misa que presidió el segundo domingo de Adviento, 6 de diciembre, en la Catedral San Pedro Apóstol de la Diócesis de Matagalpa.

Aquí el mensaje:

“Como pastores y en Nombre del Señor, consolamos al pueblo nicaragüense. Lo consolamos hablándole al corazón que ya terminó el tiempo de su servidumbre como nos ha dicho el profeta. Lo consolamos proclamando que en nuestro país hay esperanza, que la esperanza en tiempos mejores, brilla como una antorcha en medio de la obscuridad”.

“Lo consolamos exhortándoles a tener calma, a no perder la paz, a saber que una Nueva Nicaragua es posible, a reconocer que somos todos, juntos como hermanos, unos y otros quienes debemos reconstruir las bases y los fundamentos institucionales de la Patria, a confiar en hombres y mujeres honestos, capaces, que escuchen el clamor del pueblo, de ese hasta el año pasado, 44% de la población sumida en la pobreza y de los más pobres entre los pobres, de ese casi 9% de la población sumida en la extrema pobreza, y construir un proyecto de nación”

Monseñor Rolando Alvarez: “Los pastores consolamos al pueblo nicaragüense,

“Ningún proyecto de nación puede dejar de tomar en cuenta, a ese 44% de nicaragüenses que viven en la pobreza. Ningún proyecto de nación, puede excluir a las mujeres, a los jóvenes, a los campesinos. Sería ridículo. Ya el Estado asistencialista pasó de moda. Ya el Estado asistencialista no cala en la conciencia social de nuestros pueblos latinoamericanos. Aspiramos a la tan urgida promoción humana social, a un desarrollo humano integral y sostenible. A riquezas bien distribuidas, donde los pobres salgan de la pobreza, donde se promueva el crecimiento de la clase media y no sea vista como elemento de consumo. Donde los medios de producción estén al servicio de la persona y no la persona al servicio de los medios de producción”.

“Hombres y mujeres con visión de nación existen y muchos en Nicaragua. Sin ambiciones, sin luchas de intrigas, sin juegos a espaldas de la población, sin búsqueda de puestos o cargos para negociar o pactar”.

“Hombres y mujeres así, los hay en Nicaragua y muchos. Sin esperar una dádiva o poniéndole precio a su carisma. Sin estar a expensas de salarios prefabricados. Sin estar jugando o valiéndose del dolor del pueblo para presentar o presentarse como “opciones” huracanadas, ciclónicas, mediáticas para justificar esos salarios prefabricados. Hombres y mujeres así, los hay y muchos en Nicaragua. No es de los bullicios y de los alborotos de donde proceden, sino del silencio”.

“Consolar al pueblo con firme esperanza y profunda paz es lo que hacemos. No olvidemos que es el pueblo el que siempre tiene la última palabra. Podrán venir algunos diciendo: está aquí o está allá. No les hagan caso. Quien es capaz y honesto no necesita más carta de presentación que su propia honestidad y capacidad. Tampoco se equivoquen quienes piensan que a este pueblo se le podrá dar gato por liebre, porque después de tanto dolor hemos aprendido a distinguir lo auténtico de lo inauténtico, a tener claro el fondo y las raíces. Trabajen por el bien de la nación y si es así, el pueblo lo sabrá reconocer, porque no por madrugar, amanece más temprano”.

Tres figuras en Adviento:

Recordó que en Adviento hay tres figuras que prevalecen: El profeta Isaías, Juan el Bautista y la Virgen María, recordando que ágilmente este día conduce a la segunda etapa de este tiempo litúrgico que prepara a la venida del Salvador, asimismo destacó que el pueblo de Dios escucha y es obediente, pues en medio de esta situación y tras la propuesta de un proyecto de Adviento se siguen multiplicando las ayudas para los afectados por los huracanes y deslaves que afectaron el país.

Recordó Monseñor Rolando Alvarez, que es importante dentro del proyecto de Adviento ser humildes, inclinar el rostro, “a veces la vida con sus seducciones nos puede acostumbrar a tener muy en alto el rostro y si uno se acostumbra se nos puede olvidar la importancia de inclinar el rostro, inclinarlo ante el otro, ante el prójimo, esa es la humildad, que también me lleva a pedir perdón, a reconocer la ofensa a decir: Te he ofendido hijo, hija, padre madre… Eso es inclinar el rostro”.

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Que el corazón no tenga mayor deuda que no sea la del amor:

El Obispo indicó que si hay una deuda que tenga el corazón sea la del amor, porque no se necesita que el corazón se llene de la malicia, de la maldad, por lo tanto es importante tener un corazón sano, es importante hacer el bien, llenarse del amor y la humildad que llevará a inclinar el rostro en el amor”.

Finalmente sugirió agregar al proyecto de Adviento, la participación fervorosa de en la celebración Eucarística sea físicamente o a través de los medios de comunicación, intensificar las devociones particulares, y seguirse preparando con alegría “porque el Señor viene a consolarnos”.

Redacción: Manuel Antonio Obando Cortedano.
Diócesis Media.