La realidad que vive el pueblo nicaragüense vista desde el Evangelio del día según San Marcos (5, 21-43), reflexionó Monseñor Rolando José Alvarez Lagos, Obispo de la Diócesis de Matagalpa, en su homilía el 27 de junio 2021, Xlll Domingo del tiempo ordinario, en la Iglesia Catedral San Pedro Apóstol.
En su mensaje el Obispo narrando diversos momentos del Evangelio del día indicó que cuando Jesús regresó en la barca al otro lado del lago se le reunió mucha gente, entonces se le acercó uno de los jefes de las Sinagogas llamado Jairo, al ver a Jesús se le postró a los pies en un acto de humildad y le dijo: “Mi hija está agonizando, ven a imponerle las manos para que se cure y viva”, en esto indicó que esa puede ser la súplica de los nicaragüenses postrándose con mucha humildad y suplicando con fe al Señor y profunda perseverancia insistiéndole: “Nicaragua está agonizando, ven a imponerle las manos para que se cure y viva”.
https://www.youtube.com/watch?v=1uSOwdqBHz4&t=49s
Clamar al Señor por Nicaragua:
“También nosotros los nicaragüenses podemos clamar al Señor: Nicaragua está en las últimas, ven a imponerle las manos sobre ella para que se cure y viva… Nuestra Nicaragua necesita una honda y profunda resurrección espiritual… Jesús, dice el Evangelista, se fue con él, también hoy se viene con nosotros su pueblo, también hoy Jesús se hace peregrino, caminante, con los nicaragüenses, si Dios está con nosotros, ¿Quién contra nosotros? Eso nos hace sentir que con Dios somos más que invencibles”.
Puedes leer: Monseñor Isidoro Mora es consagrado Obispo y toma posesión en la Diócesis de Siuna
“Entre la gente había una mujer que padecía flujo de sangre desde hace 12 años, tanto el jefe de las sinagogas, como la mujer fueron gentes sencillas, que salió entre la multitud pero el Señor les escuchó, les sanó y les liberó. Nosotros somos un pueblo pequeño, salido de entre tantas naciones, pero Jesús también a nosotros pequeños y sencillos, salidos de esa multitud, nos mira a los ojos, nos identifica como pueblo, entra en nuestra historia y nos convierte en historia de salvación, de liberación”.
Tanto sufrimiento en 200 años de independencia:
“Habían sufrido, dice San Marcos: ¿Cuánto hemos sufrido los nicaragüenses en estos 200 años? ¿Cuántos ciclos de corrupción, cuantas componendas que siguen enriqueciéndose a causa de las grandes mayorías? Equipos capital, de producción, que lejos de estar al servicio de las fuerzas productivas del país que son los obreros, los campesinos y trabajadores, se han enriquecido a costa de ellos, cuantos ciclos viciosos en los que en algunas épocas han habido alternancias en el poder sin permitir al pueblo ser el soberano”.
“Cuantas muchas exclusiones entre hermanos, cuantas veces se ha excluido a otros cuando lo que realmente necesitamos es ser una sociedad incluyente, donde como hemos dicho en ocasiones, todos sin exclusión alcancemos en la mesa, viéndonos como hermanos y dando el lugar a los pobres”.
“En vez de mejorar aquella mejor había empeorado, cuantas veces a lo largo de la historia hemos podido pensar que íbamos a mejorar, pero lejos de mejorar hemos empeorado, aquella mujer oyó hablar de Jesús, vino por detrás, le tocó el manto con sencillez porque sólo los sencillos tocan a Cristo como el leproso, e inmediatamente ella tocó el manto y quedó curada, Jesús notó que una fuerza extraordinaria había salido de él, así nosotros tenemos que recurrir al Señor, tenemos que postrarnos como Jairo recurrió al Señor, tenemos que tocar a Cristo que es fuente de vida, de liberación y de libertad, postrandonos ante él y tocando su manto, seremos testigos de su poder y liberación”.
“El Papa Francisco en una expresión muy propia de su lenguaje dice que esta mujer le robó el poder de su liberación y salvación a Cristo, también los nicaragüenses robemos a Cristo el poder de salvación y liberación hermanos”.
“Anhelamos escuchar siempre del Señor: Nicaragua tu fe te ha curado, vete en paz y quedas sana de tu enfermedad, de la enfermedad del odio en la que están muchos corazones, de la enfermedad de la rabia que anida en algunos corazones, de la enfermedad de la desesperanza que toca la puerta de muchos corazones de los nicaragüenses, de la enfermedad del miedo e incluso del terror porque muchos nicaragüenses ya no viven sólo con miedo, sino con terror, pero pedimos a Jesús nos libre de todas esas enfermedades, que nos libre de la violencia, de las exclusiones, de la enfermedad del descartar al otro, de vivir una cultura del desecho como lo insiste el Papa Francisco, que el Señor nos diga: Nicaragua tu fe te ha curado, vete en paz y quedas sano de tu enfermedad”.
“Cuantos nicaragüenses piensan que hemos entrado en un túnel sin retroceso, en una noche de oscuridad en la que no hay luz, ni se vislumbra una luz, cuantas naciones podrían decir: Ya no hay nada que hacer con ustedes, ya no hay nada que hacer con Nicaragua, nada que hacer con la historia de ese pequeñito pueblo salido de entre la multitud… Tu hija se murió dicen al jefe de las sinagogas, hermanos y hermanas: Nicaragua no puede morir, se debe levantar para lograr una vida nueva en Cristo, Cristo Jesús es la vida”.
Nicaragua no está muerta:
“El Papa Juan Pablo ll comenta a los jóvenes: En un mundo que pareciera sucumbiera en un ambiente depravador del odio y de la injusticia, pero no, este mundo no está muerto sino adormecido. Pensamos también nosotros en una Nicaragua que pareciera sucumbe bajo el impulso grande y depravador del odio, de la muerte e injusticia, pero no, Nicaragua no está muerta, sino adormecida, duerme pero no muerta”.
No dejarse seducir por la violencia:
“Hermanos nicaragüenses: No nos dejemos seducir por la violencia y las miles de razones que aparentan justificarla, se equivocan quienes dicen que pasando por ella se logra la justicia y la Paz, no es cierto, la justicia y la Paz, una verdadera libertad solamente se logran con la fuerza salvadora del amor, del perdón, de la unidad y de la reconciliación”.
Llanto y sufrimiento en Nicaragua:
“Cuanto llanto hay en Nicaragua, cuanta desesperanza se está introduciendo en algunos corazones, cuanto agobio, tristeza, cuanta migración, cienes, miles de nicaragüenses están migrando, según los datos estadísticos oficiales de algún país al que acuden muchos nicaragüenses, más del 600 por ciento de los nicaragüenses han llegado en busca de empleo a esos lugares, cuantas familias desintegradas de nuevo, cuantos que dejan sus familias para buscar algo que su lindo país no les pudo dar, cuantos padres de familia dejando a sus hijos, cuantos gemidos en las noches, cuando el atardecer viene, familias, personas, matrimonios con miedo, ya para muchos se ha vuelto la noche sinónimo de terror y miedo”.
“El Señor nos dice: ¿Qué significan tantos alaridos, miedos y temores? NIcaragua no está muerta, está dormida, y se reían de él, como también podrían algunos reírse de la fe que tenemos en Jesucristo nuestro salvador y de la esperanza que hemos depositado en él, el Papa Francisco dice que aquella niña se despertó como de un sueño profundo, pensamos también: Nicaragua se despierta, tendrá que despertarse como de un sueño profundo porque Jesús está con nosotros, nos toca, nos mira, camina con nuestra historia. A nosotros los nicaragüenses Jesús nos saca del anonimato, del miedo de vivir y de atrevernos”.
Tener miedo a un corazón momificado:
“Jesús nos pone de nuevo en camino, no hay motivo para desesperarse porque Jesús está con nosotros. De lo único que hemos de tener miedo los nicaragüenses es de un corazón momificado y petrificado que ya se vuelva insensible ante el sufrimiento de los demás, de ese corazón si debemos tener miedo y debemos pedirle al Señor tener un corazón sensible al llanto, al luto y al dolor de los demás”.
“Jesús nos dice a los nicaragüenses: Levántate, camina, vivan en la esperanza, no pierdan nunca la esperanza, construyan un nuevo país, levántate camina, construye un país en paz, fraternidad y libertad”.
“La niña de 12 años se puso de pie y caminó, también Nicaragua se levantará y caminará como decía el poeta ‘dándole rostro al sol’, caminaremos en el perdón, en la unidad, en la reconciliación, en un futuro mejor, en paz, sin miedo y tranquilos y lucharemos por reconstruir nuestra patria amada y por heredar un nuevo país a las futuras generaciones. Hermanos, Dios siempre puede más”.
“Es el momento para que todos miremos a Cristo, el Papa Juan Pablo ll dijo: ‘Mírenlo a él’, y el Papa Francisco dice: ‘Miren a Cristo Crucificado’, mirémoslo a él y quedaremos sanados, sólo él es nuestra paz, esperanza y salvación”.
Redacción: Manuel Antonio Obando Cortedano.
Fotografías: Sergio Cardenas.