Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así que, ya vivamos ya muramos, del Señor somos.» Rom 14,8
Bajo la presencia maternal de la Santísima Virgen María en su advocación de nuestra Señora del Carmelo, escribo estas palabras al pueblo santo de Dios que ha ofrecido Eucaristías, rezado el Santo Rosario, doblado sus rodillas elevando
sus oraciones como un incienso que sube a la presencia de Dios, por el padre Pablito Espinoza; sin duda el Señor las ha escuchado y en Su Voluntad, que siempre es perfecta, lo ha llamado hoy a Su Presencia.
Estamos conmocionados. Lo pensamos como el sacerdote intercesor, cercano a su rebaño, dando el día a día por sus ovejas. Lo pensamos como el sacerdote amigo, alegre, generoso. Lo pensamos como el sacerdote hermano. Lo pensamos como el sacerdote enamorado de Dios y de la Madre Santísima.
Nuestra Diócesis ha estado con su hijo, desde el primer momento hasta el final. Hoy seguimos estando con él. He suplicado a todos los párrocos que iniciemos en cada parroquia un novenario por su eterno descanso. Con cercana ternura estamos con su familia y con los feligreses de la parroquia Nuestra Señora de Fátima en Rancho Grande.
Hoy que la Virgen del Carmen, Estrella del Mar, lo ha guiado al regazo de Su Hijo, que el Padre Pablito interceda por todos nosotros.
Matagalpa, 16 de julio del Año del Señor 2021.