En el quinto domingo del tiempo ordinario la Parroquia Santa Lucia, Darío celebró la Santa Eucaristía dominical, presidida por el párroco, padre Vicente Martínez, donde expresó que la vida del hombre en este mundo es pasajera, es vida de soldado y sus días como el de un jornalero.
El padre Martínez preguntó: «¿Cuántos de nosotros en este mundo sentimos que la vida termina?» Esto porque reflexionó que los que tienen un tiempo avanzado de vivir, dicen que los años pesan, que el tiempo no perdona, la vida tampoco y por lo tanto recuerda que la vida es vanidad, cuando no se vive con Dios, refleja la dramática situación en la que se encuentra el mundo a consecuencia del pecado original, y también de los pecados personales, ya que esta situación hace que la vida del hombre sea un combate, una lucha contra los poderes de las tinieblas, una pelea de la vida y la muerte, que al final gana la vida, porque Cristo vence a la muerte, al pecado y los hace partícipe de la vida eterna.
También expresó que nadie puede verse libre de este combate, la vida del hombre sobre la tierra es milicia y sus días trascurren como el paso del trabajo, nadie escapa de ese imperio, de las vanidades de la vida, porque todo pasa, todo se acaba, la iglesia ha visto el trabajo como un medio de subsistencia, no como un medio de fin, ni como una condena, la vida sin Dios es poca cosa, la vida cuando se vale sin Cristo no vale la pena; «por lo tanto nuestra vida tiene que ser entregada al Señor, aún más cuando tenemos un familiar enfermo, debemos de aprender a entregárselo al Señor, porque hay veces que nos cuesta, nos aferramos a tenerlos y actuamos egoístamente, nos cuesta aceptar la realidad, porque la vida no es para siempre , la vida termina”.
Hay de mi, si no anuncio el Evangelio:
“La iglesia es misionera por naturaleza, si los cristianos perdemos esa misión esa responsabilidad de ser testigos de Cristo, de anunciar el evangelio con nuestro testimonios, con nuestras palabras, ya sea en nuestro hogar, trabajo, donde sea, perdemos nuestra esencia, la esencia del cristiano de ser misionero, el que hoy nos dice el Señor; Hay de mi si no anuncio el Evangelio, porque anunciar a Cristo es una exigencia que todos tenemos que cumplirla, es misión de todo cristiano, el verdadero apóstol busca ocasiones para anunciar a Cristo con palabras, con el testimonios, gesto y sobre todo con sus actitudes, a los no creyentes para llevarlos a la fe, a los fieles para ayudar a instruirlos, confirmarlos y llevarlos a una vida más fructuosa, porque la caridad de Cristo nos urge», dijo el presbítero Martínez.
Reflexión del Evangelio:
“En este relato del Evangelio con la curación de la suegra de Pedro, Dios nos recuerda que el no es indiferente ante el sufrimiento humano, que él siente nuestros dolores, nuestras tristeza, siente nuestro sufrir, el poder de Jesús se manifiesta sobre la enfermedad, Jesús que es médico por excelencia no tiene límite, él nos da la salud del alma y el cuerpo, él mismo toca nuestras manos para realizar obras de caridad en nuestra casa, nos levante de nuestro lecho para que no permanezcamos indiferente ante el sufrimiento humano, y nos recuerda que su misión es como la del buen Samaritano, que no sólo se le acerca a la persona, sino que le da una oportunidad”, recordó.
El sacerdote finalizó invitando a los fíeles a pedirle al Señor que les permita vivir para cumplir la misión y servicio a la iglesia, de anunciar el Evangelio.
Redacción: Juana Ruiz, Diócesis media parroquia Santa Lucía, Darío.