El Presbítero Vicente Martínez, párroco de la parroquia Santa Lucía, Darío, al celebrar la Santa Misa de jueves Eucarístico, el 6 de mayo, expresó que permanecer y perseverar en el camino de la fe, implica reconocer a Cristo como el buen Pastor que, de la vida por sus ovejas, es la puerta, la luz y la vid verdadera que invita permanecer unido a Él.
El párroco explicó también que el Señor quiere que aborrezcan el pecado, los vicios, los malos hábitos: «Todas esas cosas el Señor la va cortando en nuestra vida, pero es necesario que cada uno de nosotros como católicos, le pidamos que nos quite los parásitos espirituales que tenemos, porque en la vida tenemos malos hábitos, nos acostumbramos a las mentiras, al chisme, hablar mal del hermano, a juzgar, a condenar, todos esos son parásitos, el Señor quiere quitarlos de nuestras vidas, porque esos son los que nos impiden dar frutos de vida eterna».
Respetarse para eliminar la maldad:
También el padre Martínez compartió el pasaje del Evangelio: «El Señor hoy nos dice que si permanecemos en Él, si mi palabra permanece en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá, la gloria de mi Padre consiste en que den muchos frutos y se manifiesten al mundo como discípulos mío, si bien sabemos hermanos el Señor nos ama, ‘porque como el Padre me ama así los amo yo’, por lo tanto recuérdense que estas palabras de amarnos unos a los otros implica reconocer que Dios ya nos amó a nosotros, es decir si en el mundo nos amaramos o por últimos nos respetáramos no existiera tanta maldad».
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El sacerdote seguidamente recordó que en la actualidad existe la envidia, la mentira, la injusticia: «Tantas cosas malas que existen, en cambio si nosotros reconociéramos el amor de Dios en nuestras vidas, no nos hiciéramos mucho daño. Más bien nos amaramos como Dios lo pide, pero en medio de cualquier necesidad Jesús es la fuente viva que nos nutre y fortalece, Él en persona carga sobre si el pecado, el miedo, el sufrimiento, en definitiva, nos purifica y nos transforma misteriosamente en vino nuevo, en momentos de necesidades, siempre saldremos de esa situación si permanecemos unidos a Cristo que es el único que nos da vida».
Hizo énfasis en que los cristianos deben de ser probados y preguntarse ¿Qué tipo de fe tienen?: «Si es sólida o aguada, licuada o barata que fácilmente quebranta nuestra vida y nos aleja de nuestra religión. Más bien hermanos debemos evitar vivir en un amor de emoción, de palabras bonitas, debemos de vivir un amor de entrega para practicarlo, así como lo hizo Dios, amarnos hasta el extremo».
Para finalizar invitó a los fieles a pedirle al Señor a no cambiar de Iglesia, sino más bien cambiar de vida para permanecer unidos a Él a través de la oración, de la Eucaristía, de los sacramentos.
Redacción: Juana Ruiz, Diócesis media parroquia Santa Lucía, Darío.