“Es inevitable expresar que la brujería hoy como en todos los tiempos, sigue acechando a nuestros pueblos. La primera lectura de este domingo XIX del tiempo ordinario, nos muestra de manera diáfana que la brujería es impotente frente a Dios”, así lo manifestó Mons. Edgar Sacasa, párroco de San Isidro durante su mensaje dominical.
“La palabra de Dios nos ilumina, en esa realidad de la lucha entre el bien y el mal. Jezabel la mujer de Acab, el rey, era una bruja malvada y perversa; Elías por su parte, era un profeta de Dios. La persecución no se deja esperar, la reina quería matar al profeta, por lo que Elías tuvo que huir al monte”, recordó.
Monseñor Sacasa, explicando el porqué los misioneros religiosos ponían una cruz en las montañas de los diferentes pueblos expresó que la Cruz es signo de liberación y se ponía en los poblados para alejar la brujería y la maldad que muchas veces en las montañas altas se hacían para destruir y atar al pueblo, pero la cruz de Cristo está ahí para liberarnos a todos de esa maldad. “Hoy todavía hay brujería. Hay que poner la cruz al frente para exorcizar a nuestros pueblos”, aseguró.
Colocar la Cruz en casa:
“También nosotros como cristianos debemos tener la cruz en nuestras casas como signo del poder de Cristo. Con su Sangre él destruye cualquier maldad en el ser humano, en nuestros pueblos, en nuestra Patria. Necesitamos cubrirnos hoy más que nunca de las asechanzas del enemigo. La Cruz de Cristo debe estar siempre en la puerta de nuestros hogares, pero sobre todo en la puerta de nuestros corazones”, invitó.
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En este punto aseguró que el mal no predomina en las alturas, aunque presuma de estar por encima de todo el pueblo. Como podemos notar, Dios también se encuentra en el silencio de las montañas y somos invitados a subir al monte para hablar con él. “Elías subió a la montaña, también Jesús subió a la montaña y nosotros subimos a la montaña cuando hablamos a solas con él. De manera figurada la montaña entonces, es ese lugar de encuentro con Dios. Al igual que Elías no lo encontramos en el bullicio, en la apariencia del poderío, sino en la serenidad de una suave brisa”.
Por: Eliud Tercero.
Parroquia San Isidro.