“Cada nicaragüense debemos aportar nuestro granito de mostaza, dejando a triste memoria vicios del pasado”. Mons. Rolando Alvarez.

Tres aspectos importantes iluminados por el Evangelio de este domingo, explicó Monseñor Rolando Alvarez, Obispo de la Diócesis de Matagalpa, durante su homilía el 19 de julio, XVl Domingo del Tiempo Ordinario en la Iglesia Catedral San Pedro de Matagalpa, donde expresó que “cada nicaragüense debemos aportar nuestro granito de mostaza y nuestra poca levadura, dejando para la triste memoria los vicios del pasado”.

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En primer lugar, indicó que Nicaragua está hecha de vigor y de gloria. “Pero hemos de reconocer que a lo largo de nuestra historia, se ha sembrado mucha cizaña. La cizaña de la depredación de nuestros bosques, de la riqueza desmedida a costa de los más pobres, el mayor empobrecimiento de nuestro pueblo, invasiones extranjeras con todo lo que de irrespeto a nuestra identidad y a nuestra verdadera y auténtica autodeterminación han conllevado dichos actos, la falta de patriotismo de algunos cuantos, los pactos, repactos y componendas, las negociaciones a espaldas del pueblo. Todo ésto ha sumido en el dolor al pueblo. En todo esto ha crecido el trigo y la cizaña ciertamente, pero seguros estamos que al final será el trigo quien predominará”.

Liderazgo jóvenes y reconstrucción nacional:

Seguidamente llamó a “ser como una semilla de mostaza. Que buen y gran ejemplo es también para los liderazgos jóvenes, para los nuevos rostros, para las nuevas propuestas. Es largo el camino de la reconstrucción nacional pero con paciencia, perseverancia, eficacia, tolerancia, disposición, coraje y valor, los nicaragüenses somos capaces de no perder esta oportunidad que la historia nos está dando y construir juntos un nuevo país, donde se respete la dignidad de cada persona, donde nos respetemos en nuestras diferencias y desde ahí edificar un país pequeño pero grande a la vez, donde se respete la institucionalidad, la supremacía de la ley, con funcionarios probos que no se dejen corromper por la ambición, la avaricia, la sed de poder. Nicaragüenses así, los hay y muy buenos. Ellos son como el grano de mostaza”.

“Un poco de levadura que fermenta la masa. Cada nicaragüense debemos aportar nuestro granito de mostaza y nuestra poca levadura, dejando para la triste memoria los vicios del pasado. Siendo y creando ciudadanía, donde nadie pague favores, a costa del bien común o de la legitimidad, donde no se corrompa a la autoridad y la autoridad no se deje corromper, donde no se acuda al tráfico de influencias, ni compras de sentencias, donde cada quien haga lo que deba hacer y diga lo que tenga que decir. Donde con respeto y pluralismo trabajemos todos, por el bien común”, concluyó Monseñor Alvarez.

Por: Manuel Antonio Obando Cortedano.