Así como la gente en aquel tiempo afectada por la lepra, hoy nos azota el COVID-19. Padre Uriel Vallejos

En la Santa Eucaristía del domingo 14 de febrero, día del Señor, en conmemoración de San Valentín, patrono de los enamorados, el Padre Uriel Vallejos, párroco de la Divina Misericordia en Sébaco, celebró la Santa Eucaristía, e iluminado por la liturgia recordó que hace un año, ningún ser humano imaginó que las palabras de la primera lectura se volvieran tan actuales para los cristianos, literalmente, ya que el leproso debía; «cubrirse la boca», debía «residir aparte, fuera de la ciudad», así como la gente en aquel momento afectada por la lepra, hoy “estamos todos a merced de un virus COVID-19, que todavía sigue causando estragos en el mundo entero”.

Manifestó que el trasfondo de la normativa de pureza del Antiguo Testamento, no fue sólo la exclusión malintencionada, sino protección contra el contagio y que por tal razón los enfermos tenían que abandonar las zonas habitadas. Además, expresó que la enfermedad, se consideraba a menudo castigo de Dios, y como impuro, el leproso no podía asistir al culto durante el período de la enfermedad.

Así afirmó, que los leprosos sufrían duramente, aún, en tiempos de Jesús: además de las dolencias de su enfermedad, ante la cual se encontraban indefensos y de alguna manera sin atención médica, también quedaron excluidos de su ambiente habitual, de lazos y relaciones humanas, excluidos del servicio litúrgico.

Por lo tanto, el leproso del Evangelio, adelanta lo que puede significar concretamente el abandono, cuando en la oración confían plenamente en Jesús.

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“También a nosotros nos ha regalado el mensaje sanador de Jesús: En su palabra y en sus sacramentos, especialmente en el sacramento de la Eucaristía y especialmente en el sacramento de la penitencia, donde Jesús también nos dice personalmente: Yo quiero, quedas sano”, concluyó.

Redacción: Alexandra Chavarría, Diócesis Media, Parroquia Divina Misericordia, Sébaco. COVID-19