En la Santa Misa del VI Domingo del Tiempo Ordinario, 14 de febrero celebrada por el presbítero Vicente Martínez en el día del Señor, día de la familia, de la convivencia, día en que se recuerda a San Valentín patrono de los enamorados y día en que el mundo celebra el amor y la amistad; «fiesta que se hace con el objetivo de negocio nada más, porque el verdadero amor no se demuestra sólo en un día», manifestó el padre Vicente Martínez, de la parroquia Santa Lucía en Darío, en su homilía.
Reflexionó que el verdadero amor rejuvenece, da vida, da esperanza, el amor puro nunca se va a encontrar en los seres humanos; «los seres humanos somos limitados, fallamos, pero el verdadero amor lo vamos a encontrar en Jesús, que es el amor de los amores, en ese que nos dice que nuestra vida vale, así como lo dice en la liturgia del día de hoy, el amor de Dios incluye, no excluye, porque la ley de Moisés excluía a los leprosos mandándolos alejar, a sacar de la ciudad, Jesús que es verdadero amor incluye, se le acerca a ese hombre leproso, lo toca, le da la mano, para inmediatamente rejuvenecerlo y curarlo».
COVID-19 Lepra del siglo XXl:
Explicó que la enfermedad de la lepra es una enfermedad horrible, contagiosa, que descartaba al enfermo, lo alejaba de la sociedad, lo alejaba de la familia, del templo, y al ser una persona contagiada con esa enfermedad, era preciso se alejaran, para evitar la propagación de dicha enfermedad, incluso.
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“En estos tiempos, la lepra la pueden comparar con la situación sanitaria que se vive, la lepra del siglo XXI es hoy en día el COVID-19, porque todos se alejan, muchas gentes murieron solas en un hospital, murieron en algunas casas alejadas de su familia, no tuvieron la oportunidad de ser atendidos, ni velados, no tuvieron la oportunidad de despedirse, ni de confesarse, eso es lo más triste para un enfermo, morir alejado de Cristo», dijo.
Seguidamente el presbítero expresó que lo más duro de la vida es ser excluido, porque en medio de la enfermedad, el ser humano necesita ser bien recibido, que lo valoren, que lo cuiden, que lo protejan, porque son frágiles, porque para el ser humano lo más triste es vivir aislado, “a los nicaragüense les cuesta estar largo unos a otros, hoy en día a muchos les ha costado utilizar alcohol en las manos, usar mascarilla y tener distanciamiento social, ha costado, porque son afectivos, necesitan cercanía y aun más el enfermo necesita todo esto”.
Finalizó haciendo el llamado a vivir siempre confiando en el Señor, diciéndole: “Estoy leproso ayúdame, si quieres, puedes curarme», porque como cristianos están invitados a reintégrarse, a incluir, a valorar la vida humana, a respetar la dignidad de cada persona, a aprender a ser compasivos, misericordiosos, como el Señor Jesús.
Redacción: Juana Ruiz, Diócesis media parroquia Santa Lucía, Darío.