«Quien lesiona los Derechos Humanos, lesiona los Derechos Divinos». Monseñor Rolando Alvarez

 «Quien lesiona los Derechos Humanos, lesiona los Derechos Divinos», dijo Monseñor Rolando José Alvarez Lagos, Obispo de la Diócesis de Matagalpa y Administrador Apostólico de la Diócesis de Estelí, en la festividad de Santa Clara, en el Monasterio de Santa Clara de Asís, en Ciudad Darío, al presidir la Misa solemne, la mañana del 11 de agosto.

En la celebración fue acompañado por Frailes Franciscanos de la parroquia San Pedro y sacerdotes de otras parroquias.

En primer lugar, saludó a los fieles presentes y a quienes se unieron a través de la transmisión radial y televisiva, a continuación, prometió seguir elevando plegarias por quienes padecen la pandemia del COVID-19.

Monseñor Rolando José Alvarez Lagos, saluda a fieles

Radical pobreza, contemplación y humildad:

Dijo que el camino de contemplación se vive en la humildad, no en la apariencia de la humildad, “el humilde que sabe que es Cristo quien vence, reina e impera. Por lo tanto, desde esta contemplación personal y comunitaria de la espiritualidad de Santa Clara, he dicho que después de los sacramentos que sostienen al mundo, también esta contemplación sostiene al mundo y a Nicaragua, desde esta libertad interior que nos da el ser hijos de Dios, por eso la libertad no es un derecho humano, es un derecho Divino y quien lastima esta libertad no lastima sólo el derecho humano, sino el derecho divino”.

Puedes leer: “Una persona, una familia, una nación sin Dios no puede vivir, se mueren espiritualmente”, presbítero Raúl Villegas

«Quien lesiona los Derechos Humanos, lesiona los Derechos Divinos». Monseñor Rolando Alvarez

Finalmente dijo que estas virtudes y gracias (la radical pobreza, contemplación y humildad), de las Clarisas hieren directamente el espíritu mundano, la radical pobreza que destituye al mundo, la contemplación que contradice el mundanal bullicio, y la humildad destrona a los poderosos. “Que Santa Clara siga intercediendo por las hermanas Clarisas y por todos nosotros, para que desde nuestra vocación y misión seamos contemplativos cada uno, vivamos la radical pobreza y humildad para la gloria del Padre, del hijo y del Espíritu Santo”.

Redacción y fotografías: Manuel Antonio Obando Cortedano.