“Nicaragua vive su propio desierto, el desierto de la prueba, de la crisis social, política, económica y sanitaria”, recordó Monseñor Rolando Alvarez durante la homilía el primer domingo de Cuaresma en la Iglesia Catedral San Pedro, Matagalpa, agregando que Nicaragua también está siendo tentada por el odio, la desesperanza, el miedo, la ambición, ideas ajenas a nuestra idiosincrasia y más, ante esto el pueblo debe seguir orando para que el Señor nos ayude a descubrir los signos de los tiempos.
Aquí el mensaje:
“Nicaragua vive su propio desierto. El desierto de la prueba, de las crisis social, política, económica y sanitaria con la pandemia. Hay pobreza, dolor, hambre, soledad, a veces confusión. Los campesinos desamparados, las mujeres ultrajadas, los niños abandonados. El desierto es lugar de prueba. Y ahí nos encontramos con Dios en quien ponemos total y únicamente nuestra confianza y esperanza.
“El no abandona a su pueblo. Camina con nosotros, va con nosotros, camina a nuestro lado. Sin embargo, el desierto es también lugar de tentación. Y Nicaragua está siendo tentada por el odio, la desesperanza, el miedo. No debemos ceder ante éso. Dios está con nosotros. Nicaragua está siendo tentada por la ambición, el protagonismo, los intereses de grupos y personales, por ideas extrañas a nuestra idiosincrasia, por una cierta sordera o insensibilidad con la realidad que vive el pueblo de la calle, de los campos, de las montañas. Tentada por grupos de clanes y a veces hasta por intrigas”.
“Nosotros, el pueblo, debemos seguir orando para que el Señor nos permita descubrir los signos de los tiempos, las señales de los tiempos y seguramente ahí, encontraremos una respuesta clara al final de este túnel. Cristo salió vencedor del desierto y en Su Nombre que está sobretodo nombre, también nosotros saldremos triunfadores”.
El desierto cuaresmal para los cristianos:
En su homilía el Obispo además recordó que desde el miércoles de Ceniza “hemos iniciado la Santa Cuaresma”, y en este domingo el Evangelio relata que Jesús fue impulsado por el Espíritu para ir al desierto, el desierto que en esta Cuaresma es interior, despojándose de uno mismo, de los deseos desordenados; el desierto es un lugar de aridez y de conversión.
En este punto explicó que si al iniciar este tiempo ya se experimenta que se vienen abajo los propósitos cuaresmales y además se siente que todo se pone difícil, es importante recordar que el Señor en el Evangelio del sábado después de Ceniza le dijo a Leví: “Sígueme”, y en este camino nos “lo dice a nosotros llamándonos a la conversión”, agregando que en el camino de la conversión no es uno que va al paso del Señor, es Jesús que camina a “nuestro paso”. Por lo tanto en medio de las tentaciones que en Cuaresma vienen, hay que orar, y si caemos, oramos, nos levantamos y seguimos adelante, caminando en ese desierto cuaresmal.
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“Los Obispos en el mensaje para Cuaresma decíamos: Oración, penitencia y conversión”, los nicaragüenses vamos a salir de esta Cuaresma convertidos, “y yo veo en el texto de hoy una alerta, porque el demonio buscará como apartarnos de la oración, de la penitencia, del diálogo con Jesús, de la conversión, pero nosotros ante eso escuchemos la voz del Señor y digamos: Conviérteme y yo me convertiré”.
“Pidamos al Señor que con su gracia no nos dejemos vencer por las tentaciones, salgamos fortalecidos y si por cuestiones de la fragilidad humana caemos, podamos levantarnos y seguir adelante con él en el desierto cuaresmal”.
Fotografías: Manuel Antonio Obando Cortedano.
Diócesis Media.