En la conmemoración del misterio de la Encarnación del Hijo de Dios, su nacimiento y presencia en medio de los cristianos, la parroquia Divina Misericordia celebró la Santa Eucaristía de Nochebuena.
La Misa fue presidida por el presbítero Uriel Vallejos quien dio inicio expresando que la Navidad es la manifestación del misterio del amor de Dios hacia sus hijos porque revela que el Hijo de Dios no quiere dominar la historia desde posiciones de poder, sino que la quiere habitar en la sencillez de una familia pobre; no quiere utilizar tácticas de fuerza, de represión, sino buscar la concordia lejos de toda violencia.
De igual forma manifestó, que con esta fiesta se celebra un Misterio que marca la historia humana según el designio de Dios y desdibujada por el hombre en las guerras, el terrorismo, las violaciones a los derechos humanos, las persecuciones políticas y la no aceptación de los demás. Dios en su Hijo a puesto su tienda en medio de los cristianos, hablando el lenguaje universal de lo pequeño, de lo débil, de lo pobre, que rompe todos los esquemas.
Hizo énfasis en que esta certeza infunde ánimo, enseñando que el camino de la felicidad pasa por la austeridad, el de la paz por la justicia, el de la abundancia por la solidaridad, el de la salvación por el amor. “El Hijo de Dios se hizo hombre para redimir todas las situaciones humanas: las alegrías, y las tristezas; los éxitos y los fracasos; la salud rebosante y la enfermedad; los momentos de plenitud radiante y los instantes de dudas y perplejidades”, dijo.
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Momentos luminosos y oscuros:
También reflexionó que en la historia personal se alternan momentos luminosos y oscuros, luces y sombras. “Si amamos a Dios y a los hermanos, caminamos en la luz, pero si nuestro corazón se cierra, si prevalecen el orgullo, la mentira, la búsqueda del propio interés, entonces las tinieblas nos rodean por dentro y por fuera”.
Finalizó motivando a los cristianos a seguir confiando en la Misericordia de Dios.
Redacción: Alexandra Chavarría.
Diócesis Media, parroquia Divina Misericordia, Sébaco.