La mañana del II domingo del tiempo ordinario, la feligresía católica de la Parroquia Santa Lucía vivió la Santa Misa que presidió su párroco Presbítero Vicente Martínez, quién reflexionó el episodio del milagro de Jesús en las bodas de Caná de Galilea; manifestando que Jesús es el nuevo vino de la vid, dejando en claro los primeros signos de poder y gloria.
Los cristianos necesitan del socorro y auxilio de la Virgen María:
«La virgen María hoy nos trae un vino que se llama Jesús el cuál es símbolo de amor, de alegría, de prosperidad, de bendición. Es el vino de la vida eterna, es el vino del camino, la verdad y la vida que cada día como iglesia celebramos en la Eucaristía por lo tanto, hoy cada familia está llamada a buscar a Jesús y a María para lograr vencer los obstáculos de nuestros días; aquellos que impiden que nos comuniquemos unos con otros, ocasionando que nos sumerjamos fácilmente en un mundo de violencia, de infidelidad, de alcoholismo, debido a la ausencia de un Ser que es fundamental en nuestras vidas; ese Ser Divino y Humano, es Dios y sin Dios hermanos, jamás podremos ser fieles, mucho menos felices», aseguró el padre Martínez.
Que Jesús transforme también sus aguas en vino:
«En la actualidad hay muchos hogares a los cuáles el vino nuevo no ha llegado, es decir, Cristo no ha llegado porque no se le ha permitido entrar en el corazón de esa familia y por lo mismo cualquier pleitecito, cualquier problema, los conduce a la desintegración familiar, también a la destrucción del matrimonio. Más que transformar el agua, a muchos de nosotros, nos serviría que Jesús viniera a hacer el milagro de traernos la alegría, de convertir situaciones de dificultad y conflicto en oportunidades de crecimiento y esperanza; en cuántas de nuestras historias se ha acabado el vino, el de la comunicación en pareja, la vida religiosa o el ministerio sacerdotal», Dijo el padre Vicente.
Posteriormente invitó a los feligreses a preguntarse: ¿Cómo están sus matrimonios?, ¿Cómo va sus matrimonios con Cristo y el Evangelio?, ¿Cómo va sus matrimonios entre Cristo y la comunidad?, a los cual el padre Martínez respondió: «Talvez se me halla estancado, endurecido, enfriado o secado, quizás a todos nos ha pasado en varios momentos de la vida y es por eso que necesitamos estar unidos íntimamente a Cristo, que es nuestro novio, para no buscar otros grupos o creencias que nos lleven fuera de la única iglesia que cristo fundó, necesitamos amar mucho a Jesús, estar enamorados de nuestra iglesia porque desgraciadamente mucha gente no tiene una fe bien convencida y por eso anda como papalote sin cola”.
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Por último, el párroco les dijo a los fieles católicos que si no se sienten enamorados de Cristo, podrán experimentar en sus vidas lo nuevo que les trae Cristo a través de la Eucaristía, de la palabra y la oración: «Que Díos bendiga a las familias, a cada matrimonio, especialmente a aquellos que están caducando debido a distintas situaciones duras, confiemos en que Jesús convertirá el agua en vino, el vino de la alegría».
Redacción: Zenelia Cordero Martínez
Diócesis Media parroquia Santa Lucía Darío.