Recuerdan al padre Pablo Espinoza en sus 40 días de encuentro con el Padre eterno

Este miércoles 25 de agosto 2021, la Santa Misa que presidió el padre Fernando Calero, párroco de la parroquia Nuestra Señora de Fátima, Rancho Grande de la Diócesis de Matagalpa, se ofreció por los cuarenta días de fallecido de quien en vida fuera el padre Pablo Espinoza Mendoza, mencionó que seguimos orando por el eterno descanso de nuestro querido, padre, pastor, hermano y amigo, Pablito Espinoza, quien dió el primer paso imitando a Cristo con el paso de la muerte, y que aún siguen muy presentes sus palabras: «La Vida es bella, así se vive y así se muere, amando y entregando lo que Dios nos dio».

Además, señaló que el Pbro. Espinoza, siempre puso en práctica toda la educación que le dieron sus padres, Rita Mendoza y Filadelfo Espinoza, dos grandes amores que nunca olvidó, mencionándolos con frecuencia por todos los lugares que iba, no se afrentaba de su realidad, como tampoco de su familia a pesar de todos sus estudios y preparación, Intelectual.

De igual manera mencionó la expresión del padre Pablo: “Mis padres me dieron buena educación”, y jamás se llenó de orgullo, por tanta preparación, se le recuerda como atento a las necesidades de los demás, asistiendo a los enfermos, ancianos, siempre les transmitía sonrisas, ganas de seguir viviendo con sus carismas, era enemigo de los chismes, que nunca ayudan en el crecimiento de las personas.

Virtudes del padre Pablito:

También mencionó que muchos no aprendieron de él, no le conocieron ni descubrieron las grandes virtudes que tenía, enseñaba con su testimonio y ejemplo de vida, y en los diversos lugares donde estuvo se le recuerda muy bien e “incluso pareciera que aun estuviera con nosotros de forma física, pero ya el Señor se lo ha llevado, que todo el legado que dejó, sea un ejemplo para que aprendamos a ser caritativos con los demás”, indicó.

De igual manera se le recuerda como el padre que compartía de lo mucho o poco que tuviera, incluso pasando por cada uno de los asientos compartiendo aunque fuera un caramelo, y jamás alguien que llegara a la parroquia se iba sin tomarse una taza de café, pinol con leche o su gallopinto con cuajada, jamás despachaba a la gente con el estómago vacío, era muy cuidadoso con las cosas de la casa, sobre todo con los alimentos, jamás le gustó que se desperdiciara comida, él decía que: “Quien desperdiciaba la comida, jamás había padecido hambre”.

Padre Fernando Calero

Mencionó los cuidados en su presentación personal, que siempre estaba bien presentado, trabajador, no sólo en lo espiritual sino también en lo material, al trabajo, rajar leña, que son virtudes que no todos poseemos, todo lo que él hacía era natural en él desde su nacimiento, lo caracterizaba la puntualidad, e incluso siempre salía unos minutos antes de lo previsto para estar a tiempo en sus compromisos, porque decía: “Uno no sabe si tendrá un atraso en el camino”.

Evangelizó con su ejemplo:

El padre Calero subrayó que el padre Pablo nos evangelizaba con su ejemplo y acción, no decía, aprendan esto o aquello, más que con lo que hacía. Además, invitó a que “demostremos si en verdad aprendimos de sus consejos, ponerlos en práctica, amando incluso a los que nos hacen mal, porque el siempre mostró amor con todos, aunque no todos lo quisieran por la forma que era.

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Que estas bellas palabras de este gran sacerdote, recordado no solo aquí en la parroquia, sino en todos los lugares donde él pudo compartir como sacerdote, como seminarista, nos ayuden a crecer día a día y ser buenos cristianos, poder poner en práctica las palabras del Evangelio donde Jesús exhorta a “amarnos los unos con los otro, concluyó.

Redacción: Diócesis Media: Elvin Rivas.

Diócesis Media, parroquia Nuestra Señora de Fátima, Rancho Grande.