Al presidir Santa Eucaristía del XXII Domingo del Tiempo Ordinario en la parroquia Santa Lucía en Ciudad Darío, el presbítero Vicente Martínez, compartió con la feligresía que si la fe cristiana pierde la mirada en cristo se está perdiendo el sentido de la vida y por lo tanto la vida va ir como barco sin timón, olvidando lo más importante, el amor a Dios y al prójimo, además expresó que la verdadera religión cristiana debe tener la mirada puesta en Cristo.
Seguidamente el padre Vicente dijo que muchas religiones corren el riesgo de dar culto a Dios sólo con los labios repitiendo fórmulas, recitando salmos, pronunciado palabras bonitas mientras el corazón está lejos de Dios.
Continuó expresando que cuando el corazón está lejos del Señor, el culto queda sin contenido, le falta sinceridad, amor a Dios y al prójimo: «Es aquí donde la religión se convierte en algo exterior que se practica, pero por costumbre en conciencia en la fe, pero faltan los frutos de la fidelidad al Señor”.
Teniendo la mirada en Cristo habrá menos mal en el mundo
«Nada que entre de fuera puede manchar al hombre, es decir lo que sí lo mancha es lo que sale de dentro: La codicia, la injusticia, los fraudes, el desenfreno, la envidia, la difamación, el orgullo, la frivolidad todos estos males salen del corazón, preguntemos: ¿Qué pecado de estos tenemos? Es aquí cuando tenemos que pedir al Señor que ayude a cada uno a descubrir que la verdadera religión cristiana es tener la mirada en Cristo, y haciéndolo así habrán menos males, más sí te apartas del Señor los males se van a multiplicar”, exhortó el padre Martínez.
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Para finalizar enfatizó: «En la vida se debe pedir al Señor que conceda la gracia de no echarle culpa a los demás del mal que vive el mundo, sino que también hay que revisar cómo anda nuestra vida, mirar nuestro interior porque mirar afuera es fácil, echarle la culpa al otro es fácil, más todos en la vida queramos o no hemos hecho algo para que el mundo se vaya destruyendo».
Redacción: Heather Ríos
Diócesis media, parroquia Santa Lucía, Darío.