El jueves 27 de mayo la Iglesia celebró la festividad de Jesucristo sumo y eterno sacerdote, día en el que los fieles se unen para elevar una plegaria por todos los sacerdotes. “Señor que veamos tu divino amor en cada sacerdote” fue la petición del Padre Luis Tórrez, vicario de la parroquia San Juan Bautista en Muy Muy, quien presidió la Eucaristía en esa celebración.
“Hermanos estamos celebrando la fiesta de Jesucristo sumo y eterno sacerdote, celebrar esta fiesta para nosotros como católicos es también celebrar la misericordia del Señor, porque Cristo que es el sacerdote eterno nos hace participes de una gracia especialísima como es el ministerio sacerdotal a como lo expresa el Papa Pío XII: Cristo es ciertamente sacerdote pero lo es para nosotros no para si mismo, ya que él en nombre de todo género humano representa al padre eterno, las aspiraciones y sentimientos de los hombres”, afirmó el Padre Tórrez.
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“Jesucristo durante toda su vida ejerció su sacerdocio pero lo ejerció de una manera particular en su pasión, muerte y resurrección y esta realidad de Jesús ya se profetizaba a como lo manifiesta la lectura del profeta Isaías en el capitulo 52, e identificamos a nuestro Señor Jesucristo a través de estas Características: No parecía hombre, ni tenía aspecto humano, lo vimos sin un aspecto atrayente, como un hombre de dolores acostumbrado al sufrimiento, él soportó nuestros dolores y fue maltratado como cordero llevado al matadero, Jesucristo aprendió a servir a través del sufrimiento y es allí donde él entiende lo que significa ser Sacerdote”, explicó.
El sacrificio de Cristo:
“Nosotros hermanos no podríamos entender a una Iglesia sin sacerdotes, por eso el sacrificio de Cristo se define como la única y verdadera ofrenda al padre, ese Jesucristo que se entregó, que ofreció el sacrificio de la cruz y lo recordamos cuando pronunciamos esas bellas palabras: Este es mi cuerpo que se entrega por ustedes, esta es mi sangre, que son las mismas palabras que pronunciamos en el momento de la consagración y es el mismo momento en el que Cristo santificó su cuerpo y sangre, y por lo tanto el misterio de Cristo se actualiza en cada Eucaristía”, indicó el religioso.
Orar por las vocaciones:
“Cristo necesita seguir ejerciendo su ministerio, pero para que él pueda hacerlo necesita de ministros que le apoyen y por eso tenemos que seguir orando más que nunca por las vocaciones, cada día pidamos con insistencia al Señor para que ayude y bendiga la vocación de todos aquellos que desean servirle con amor. Todos nosotros participamos del ministerio sacerdotal de Cristo y por ello actuamos en la persona de Cristo y estamos llamados a amar a los pobres, a los que necesitan una palabra de aliento y al hacer eso participamos directamente en los mismos sentimientos de Cristo. Hoy les invito a ofrecer el santo rosario, sacrificios y oraciones por todos los sacerdotes”, finalizó.
Redacción: Hilda Bermúdez
Diócesis Media – Parroquia San Juan Bautista Muy Muy.