Monseñor Alvarez celebra solemnidad de San Juan Bautista en Muy Muy

Monseñor Rolando Alvarez Lagos, Obispo de la Diócesis de Matagalpa presidió la tarde de este jueves 24 de junio la Eucaristía en la Parroquia San Juan Bautista de Muy Muy, celebrando la Solemnidad de San Juan Bautista, fue acompañado por el Presbítero Danny García, párroco de Muy Muy y por el Padre Sadiel Eugarrios. Pidió la intercesión a Juan el Bautista para que cada uno de los presentes puedan preparar sus corazones para la venida del Señor.

Monseñor Alvarez inició la homilía explicando como fue el acercamiento entre Santa Isabel y la Virgen María: “El niño saltó de gozo lleno del Espíritu Santo, aquellas dos mujeres llenas de Dios se intercambiaron el gozo y la alegría una de llevar en el vientre al hijo del Dios vivo y la otra de llevar en el vientre al hombre, al profeta del que él mismo Jesús un día diría es el más grande de entre los nacidos. Ese niño que hoy contemplamos es el precursor el que va preparando los caminos del Señor, Juan el Bautista es el hombre que dijo: “Yo no soy el Mesías yo no soy aquel que ustedes piensan porque viene detrás de mi alguien que es mayor, alguien al que no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias”.

Juan el Bautista, testigo de la verdad:

“Juan no le tuvo miedo al poder sanguíneo de Herodes y continuaba diciéndole la verdad: No está permitido vivir con la esposa de tu hermano, y este fue apresado, estando en la cárcel no lo pudieron callar hasta el punto que desencadenó la ira del maligno y Herodes le había prometido a la hija de Herodías hasta la mitad de su reino, y aunque admiraba en su interior a Juan, esa cobardía de no quedar mal hizo que cediera a la petición maligna de la hija y de la madre que pidieron la cabeza de Juan el Bautista”, señaló.

“El maligno no hace a nadie valiente tampoco se dejen engañar por eso todo el que responde al maligno, a sus obras y a su voluntad nunca va a ser valiente aunque lo quiera demostrar al contrario lo hace una persona cobarde y confabulador porque a través de la cobardía es que el demonio debilita a quien le sirve, el demonio trata de presentarse ante los demás como poderoso, fuerte y valiente porque no puede presentar su verdadera cara”, afirmó Monseñor Alvarez.

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“El pecado siempre va unido a la mentira, la cobardía y confabulación y a todo esto se enfrentó Juan el Bautista, no tuvo miedo y aunque se enfrentó al martirio terminó triunfando la verdad porque ciertamente le hicieron pagar con su vida pero dos mil años después seguimos celebrando y admirando su testimonio y que nos permite allanar los senderos que son nuestros propios corazones en la conversión para recibir a Cristo el cordero de Dios que quita el pecado del mundo”, concluyó.

Redacción: Hilda Bermúdez
Diócesis Media – Parroquia San Juan Bautista, Muy Muy.