«El problema de la riqueza no es que la tengas, el problema es encerrarse en el egoísmo y no darte cuenta que alguien necesita de tu ayuda, la riqueza hace que el corazón del hombre se convierta en un papel blanco y pierda el temor a Dios», expresó el presbítero Vicente Martínez al presidir la Santa Misa en la parroquia Santa Lucía, Darío.
Seguidamente compartio sobre las dos enseñanzas que da el Señor, una de ellas es el temor a Dios: «El que consiste en ser dichoso, porque sólo así se puede seguir sus caminos, que se resume en una palabra en el amor, es decir nosotros no vendemos a Dios porque le tengamos miedo, no, en la vida no decimos es que si íbamos me castigaba Dios, nada de eso, nosotros nos castigamos por nuestros propios actos, comportamientos, por la propia vida que llevamos», explicó el padre Vicente.
Dios advierte sobre el temor:
Además, señaló que Dios por medio de las escrituras advierte sobre el temor: «Nunca se nos habla del Señor, como si bastase para la perfección de la fe, sino que nos acompaña en muchas ocasiones de la vida», señaló el Padre Martínez.
«Para los cristianos el temor a Dios radica en el amor, en su perfección y en la prueba de nuestro amor a Dios, porque para ir al cielo con Él, solo hay un camino que es Jesús, nos ha mostrado el verdadero rostro del Padre que es la Misericordia», mencionó el Padre Vicente.
La indiferencia es creerte que con tener dinero lo tenés todo:
El Padre Martínez en su mensaje advirtió que la indiferencia “es creerte que el tener dinero lo tenés todo, hasta el punto de despreciar al otro, pisotearlo, tratarlo como una basura: Pero miramos hermanos que Dios nos dice vengan benditos de mi Padre, porque estuve hambriento y me diste de comer, estuve enfermo, en la cárcel y me visitastes, hermano las obras de caridad y las obras de misericordia no debemos de verlas tanto como ayuda humana, si no como espiritual, porque nos ayudan a parecernos al Señor».
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Por último, dijo que en la actualidad existen hombres que no tienen temor a Dios, porque que no tienen corazón, es como que el corazón fuera una página en blanco, lo que hay bastante en el mundo por cantidad, porque se encierran en su castillo, sin importarles que todo el mundo se muera de hambre, pero que ellos están bien en la tierra, pero que, en el momento final de la vida, Dios les pedirá cuenta”.
Redacción: Juana Ruiz
Diócesis Media parroquia Santa Lucía Darío.