Un corazón endurecido, es un corazón peligroso porque no tiene a Dios en él. Padre Vicente Martínez

“Señor que no endurezcamos nuestro corazón hacia ti”, así lo expresó el presbítero Vicente Martínez a la feligresía que asistió a la Santa Misa de jueves Eucarístico en la parroquia  Santa Lucía Darío, este 14 de enero del 2021, donde manifestó que un corazón endurecido, es un corazón peligroso porque no tiene a Dios en él.

El presbítero en su homilía destacó la importancia de la oración como es la petición, compartió que la liturgia muestra a través de la carta de los Hebreo una petición: “Señor que no endurezcamos nuestro corazón”, así mismo  recordó que el salmo dice que no sean sordo a su voz, «el  leproso le dice al Señor, sáname si tu quieres”, estas expresiones nos encierran, nos invitan a cada uno de nosotros, abrirnos por completo al amor verdadero que es Jesús presente en el Santísimo Sacramento del altar” destacó.

Aseguró que la liturgia se resume en esa oración de petición, porque se debe recordar que la oración tiene varias características, oración de petición, de acción de gracias, oración de liberación, así como le decimos en el Padrenuestro que nos libre del maligno, del demonio.

Padre Vicente Martínez parroquia  Santa Lucía Darío

El corazón del hombre es lo más traicionero  que existe:

El padre Martínez  indicó que cada uno de los cristianos no debe  de endurecer su corazón, «es una petición muy bonita, porque es una enseñanza que el Señor nos quiere dar hoy jueves Eucarístico, Él, nunca se cansará de hablarnos y pedirnos que cada día evitemos tener un corazón malo, ya que en estos tiempos el corazón del hombre es lo más traicionero que existe y es difícil de entenderlo, en primer lugar, porque nos damos cuenta que la palabra del hombre en la actualidad ha perdido valor,  hoy decimos si y mañana decimos no, es decir no tenemos una sola palabra» recordó.

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Concluyó Invitando a procurar pedir, que la oración en la vida sea no tener un corazón endurecido, sino más bien pedir al Espíritu de Dios animar mutuamente cada día, para que se dejen seducir por el amor de Dios para perseverar en el bien hasta el final y no por el pecado.

Redacción: Juana Ruiz.
Diócesis Media, Radio Santa Lucía.