Presbítero Vicente Martínez, La muerte para el cristiano no tiene la última palabra

«La muerte para el cristiano no tiene la última palabra, porque Cristo murió y resucitó, por lo tanto, tenemos esperanza y fe firme en nuestros corazones que, si Cristo murió, nosotros vamos a morir para estar junto con Cristo en una vida eterna», expresó en su homilía el padre Vicente Martínez, párroco de la parroquia Santa Lucía en Ciudad Darío, el 2 de noviembre en la Conmemoración de los fieles difuntos.

El dolor de la muerte, es sólo una llave que abre las puertas del cielo:

«Los cristianos y nuestra iglesia católica recordamos a nuestros seres queridos, con el fin de orar por ellos y darnos cuenta que las almas de los justos están en paz con Dios, aunque la gente creía que el sufrimiento era un castigo para los cristianos, el dolor de la muerte, el sufrimiento es sólo una llave que abre las puertas del cielo, que le permite purificar su alma en el día del juicio y así brillar como la chispa que se propaga en un Cañaveral», compartió el padre Vicente.

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«En la vida hay tres cosas que debemos de mantener presente y siempre les he compartido, porque aplican a los seres humanos, el sufrimiento y el dolor lo podemos remediar con algunas pastillas, con un medicamento, incluso el sufrimiento lo podemos controlar, pero la muerte no podemos, porque recuérdense qué el ser humano tiene dos etapas: Una para morir y una para nacer, es decir en el momento que nacemos ya se va multiplicando, nuestros días que vamos a dejar en este mundo», manifestó el Padre Martínez.

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Etapas del ser humano:

«El ser humano tiene dos grandes etapas, una etapa para acumular bienes materiales y otra etapa para dejarlo, porque en la tierra en ocasiones nos preocupamos sólo por tener, sólo por acumular y no nos preocupamos por compartir, es decir tenemos que darnos cuenta que el final de nuestra vida vamos a ser juzgados en el amor de Jesús», dijo.

El padre finalizó su mensaje explicando que, si el grano de trigo no muere, no da fruto: «Por tanto esto significa que nosotros hermanos tenemos que morir a nuestro egoísmo, a nuestra soberbia, a nuestras mentiras, tenemos que morir al hombre viejo y revestirnos de Cristo que es el hombre nuevo».

Redacción: Juana Ruiz

Diócesis Media parroquia Santa Lucía, Darío.