En la última Misa del 2020, el 31 de diciembre en la Iglesia Catedral, Monseñor Rolando Alvarez, Obispo de la Diócesis de Matagalpa, invita a ser agradecidos con el Señor aunque el año que concluye deje malos recuerdos, asimismo recordó que “somos herederos de la gracia del Señor, por eso esperamos un Año Nuevo prometedor para los nicaragüenses donde esperamos ver la gloria de Dios”.
En su homilía recordó que al ver hacia atrás en este último día del año, fácilmente “nos damos cuenta y encontramos gratos recuerdos y otros no”, hablar del 2020, es hablar del COViD-19, que ha afectado a muchos directamente y a otros indirectamente a través de un familiar o dejándolos sin trabajo.
También hizo un recorrido por algunos momentos del año para Nicaragua como los huracanes Eta e Iota que dejaron destrucción y muchos sin alimentos en la Costa Caribe y en diversos puntos del país, asimismo la crisis social que no se vive desde el 2018, sino desde antes.
Expresó que muchos podrán pensar en borrar el 2020 por los malos recuerdo, desaparecerlo totalmente de la memoria, del calendario, ante esto indicó que a pesar de eso los desafíos hicieron evolucionar el mundo, por lo cual instó a ser agradecidos: “Que hermoso es vivir en acción de gracias constante a Dios, reconociendo que todo lo que ha sido dado viene de él. El agradecimiento se cultiva en el interior de la persona humilde, sencilla y noble, es propia de una persona así mirar siempre en los acontecimientos dolorosos la voluntad que hay en ellos”.
Dar gracias por el sufrimiento:
En este punto explicó que es necesario e incluso dar gracias por el sufrimiento porque ahí según Santa Faustina se conoce quien es el mejor amigo. Además invitó a preguntarse esta noche: “¿Qué agradezco hoy al Señor? ¿Tengo motivos para agradecer al Señor a través de su madre?”.
Año Nuevo con esperanza:
“Somos herederos de la gracia del Señor por eso esperamos un año prometedor, un año donde los nicaragüenses esperamos ver la gloria de Dios”, indicó.
Puedes leer: Fotografías 2020, Diócesis de Matagalpa
Finalmente invitó a meditar en el corazón como María sobre los acontecimientos en cada día del año que termina, para que como los pastores “volvamos a casa dando gloria a Dios en el cielo… La Virgen María Madre de Dios ruega por nosotros para que reconociendo la gratuidad de Dios en nuestra vida podamos reconocer lo que el Señor vino a ser por la humanidad, por Nicaragua entera. Y como el salmista les invito a decir a los demás: Que el Señor te bendiga con benevolencia y te conceda la Paz, la Paz a todos hermanos”.
Redacción: Manuel Antonio Obando Cortedano.
Diócesis Media.