Parroquia Divina Misericordia celebra a través de Radio y Televisión al Divino Niño

La parroquia Divina Misericordia, ha celebrado la festividad del Divino Niño de manera virtual, a través de Radio Católica y Canal Católico de Sébaco, por el momento que vive hoy la humanidad, en medio de la angustia que ha generado la COVID-19.

Cada año los fieles de este lugar salían en buses hacia Matagalpa para participar en la peregrinación diocesana, es por eso que ante la pandemia se ha querido ofrecer esta celebración para que quienes asistían entregaran desde sus casas sus plegarias.

“Ante las crisis siempre surgen muchas preguntas acerca de las posibles soluciones, las medidas necesarias, las consecuencias económicas, el papel de lo político, pero raras veces se hacen visibles las preguntas que tocan al ser humano en la profundidad de su existencia, sus inquietudes de sentido. En últimas, la espiritualidad detrás de la crisis”, recodó el padre Uriel Vallejos, párroco de la parroquia Divina Misericordia Sebaco.

Al mismo tiempo agregó que “esta fiesta del Divino Niño, muestra al ser humano que lo único que necesitaba era a Dios, al que había desterrado por tener corazones empedernidos y ciegos. Que como hijos de Dios puedan decir que es el dueño de cada corazón, Él que sabe los pesares, hay que confiar en ÉL, así se encontrará alivio, consuelo y auxilio celestial”.

Reflexionar sobre lo que somos y vivimos:

“Experimentamos al Dios con nosotros; ofrecemos todo lo que somos y vivimos, ofrecemos a los que padecen el dolor de perder a sus seres queridos, a los que sufren enfermedades crónicas o el virus de la pandemia, a los que no tienen comida ni medicinas en sus hogares, al personal médico y de limpieza de nuestros centros de salud, en fin, a todos nosotros que esperamos que Jesús reine en este mundo que llora, que grita por ser salvado”.

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El padre Vallejos, recordó al santo Padre Francisco quien en una ocasión nos recordaba que “Gracia es sinónimo de belleza. En este día redescubrimos en la belleza del amor de Dios, también nuestra belleza, porque somos los amados de Dios. En el bien y en el mal, en la salud y en la enfermedad, felices o tristes, a sus ojos nos vemos hermosos: No por lo que hacemos sino por lo que somos. Hay en nosotros una belleza indeleble, intangible; una belleza irreprimible que es el núcleo de nuestro ser. Dios nos lo recuerda hoy, tomando con amor nuestra humanidad y haciéndola suya, desposándose con ella para siempre”.

“De hecho, esta fiesta, aunque fuera de la Navidad, nos recuerda la «gran alegría» anunciada a los pastores «para todo el pueblo». En aquellos pastores, que ciertamente no eran santos, también estamos nosotros, con nuestras flaquezas y debilidades. Así como los llamó a ellos, Dios también nos llama a nosotros, porque nos ama.”

Finalmente pidió a la Santísima Virgen, Madre del Hijo de Dios, que arranque de su Hijo muy amado, las gracias que se están necesitando como familia humana. “Hoy, cuando la vulnerabilidad se ha hecho más evidente que nunca, la experiencia de la fragilidad que suele evadirse, incluso considerarse una vergüenza, y que ha salido al encuentro como una amenaza de aniquilación, de muerte, de pérdida”.