Al celebrar la Santa Misa dominical del 30 de agosto, el presbítero Vicente Martínez, párroco de la parroquia Santa Lucía-Darío, explicó que «todo esfuerzo tiene fruto, todo trabajo que hacemos en nuestra vida tiene un resultado positivo”, lo ha señalado así, para recordar que en la vida vocacional siempre se presentarán obstáculos que pondrán a prueba la entrega a Dios.
Continuó con su reflexión haciendo énfasis en la palabra vocación, ya que vocación significa «llamado» y ese llamado puede ser la vida sacerdotal, matrimonial, la vida del salterio o cualquier vocación que el Señor llama, esto lo mencionó para resaltar como en la liturgia del día se habla del tema vocacional en los que en el caminar siempre se encontrarán barreras que intentaran desviar el camino de la vocación.
“También hermanos recordemos como dice su santidad el papa Francisco: ‘No hay matrimonio perfecto’, yo diría también que a los sacerdotes nos cuesta ser perfectos, pero el Señor siempre nos invita a dejarnos seducir por él porque así tendremos una respuesta positiva en nuestra vida vocacional”, aseguró.
Reflexionar sobre las tres condiciones para seguir al Señor:
«Así mismo, el Señor en su santo Evangelio nos exige tres condiciones sencillas para seguirle, pero que a veces cuesta, porque hasta el mismo apóstol se quería librar de la cruz. Por eso hoy nos muestra esas tres condiciones, la primera negarse así mismo es lo que nos cuesta, es decir dejar tus caprichos, dejar tu soberbia, dejar de darte cuenta que tu solo no puedes resolver tus problemas y que necesitas dejar el pecado y reconocer que el centro del mundo es Dios y vos no”.
“También nos presenta una segunda condición: Tomar uno mismo su propia cruz, porque hermanos nosotros mismo sabemos que nuestra cruz que cargamos es esa cruz de soberbia, incluso el matrimonio se convierte en una cruz, la vida conyugal, la vida cristiana y hasta uno mismo se siente cargando una cruz, porque nos cuesta cargar con lo que siempre nos incomoda. Por último el Señor nos entrega la tercera condición como es seguirle a él, lo que significa adherir nuestra vida al dueño de nuestra vida y del universo», explicó.
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Concluyó su homilía recordando que hoy todos están invitados a tomar estas tres condiciones para entregar la vida al señor, hay que negarse así mismo, tomar la cruz y por último tomar la decisión de seguirle que, aunque cueste tener una respuesta positiva en la vida cristiana, nada es imposible para Dios.
Redacción: Juana Ruiz.
Parroquia Santa Lucía.